Representantes de las organizaciones profesionales agrarias Asaja y UPA y del Ministerio de Agricultura, apuntaron ayer, durante las jornadas técnicas de Acorex, que el campo español afronta el futuro con incertidumbre debido a una coyuntura marcada por el descenso y desacoplamiento de las ayudas comunitarias y los retos de un mercado globalizado, la profesionalización y las nuevas tecnologías, según informó Efe.

Así, Pedro Barato, presidente nacional de Asaja, consideró que se ha perdido una oportunidad histórica para preparar al sector agrario ante un futuro que, en ciertas producciones, estará muy condicionado por el mercado.

Barato apostó por la profesionalidad para "tirar hacia delante" y puso como ejemplo a Acorex de cómo se pueden "dimensionar las explotaciones, porque el precio de la tierra está muy caro y la única forma es juntar las producciones". Vaticinó que las consecuencias de la desvinculación de las ayudas comunitarias a la producción será una "supuesta expropiación de determinados derechos que tienen los agricultores".

MENOS EXPLOTACIONES Mientras, Lorenzo Ramos, secretario general de UPA, señaló que la incertidumbre viene marcada sobre por la reforma de la PAC aprobada en el 2003, cuya aplicación ha establecido recientemente España, y que está encaminada a primar el abandono de la producción a través de los desacoplamientos. Como las ayudas están cada vez más difíciles, señaló, las administraciones deben trabajar en los precios.

Advirtió de que los datos de la Agricultura puede ir bien, pero apuntó que siguen desapareciendo más explotaciones, y en el año 2004 un total de 17.000 agricultores dejaron la actividad.

El año viene marcado, a su juicio, por los bajos precios que se pagan al productor, el descenso de ayudas y por las penalizaciones, en el caso de Extremadura en el olivar, el tabaco y el arroz.

Por su parte, el subdirector de Economía Social del ministerio, Manuel Ariza, consideró que el campo tiene la misma incertidumbre que otros sectores económicos al estar en una fase de transición por la globalización y la complicada situación presupuestaria de la UE.

A su juicio, el campo debe integrarse en el paquete global de las estrategias que se hagan para toda la unión, y agregó que el criterio moderno del desarrollo ligado al territorio debe plantearse de forma integrada y "ahora, como consecuencia de esto cobra fuerza la estrategia de Lisboa, es decir, la de la competitividad". Por ello, el medio rural debe modernizarse y no perder el "primer tren", la incorporación de las nuevas tecnologías.

Pasamos de una fase con una previsión muy sectorializada de la agricultura y medio rural, a la globalización, y a integrar desarrollo local y regional, dijo.