Agricultura y transporte suponen prácticamente el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se producen en la región. Según el estudio que acaba de hacer público el Observatorio Extremeño de Cambio Climático con datos que van del 2014 al 2017, en el último de esos ejercicios se emitieron en la comunidad autónoma 9,4 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono (CO2), algo por encima de los 9,1 millones del 2016 y la cifra más elevada que se contabiliza en la comunidad autónoma desde el 2011, cuando fueron 9,5, un alza que se achaca a la mejora de la actividad económica.

El CO2 es el principal agente de efecto invernadero por el volumen de sus emisiones, aunque existen otros como el metano, el óxido nitroso, los hidrofluorocarbonos, los perfluorocarbonos o los hexafluorocarbonos.

El escaso peso del sector industrial en la economía extremeña hace que sea el agrícola el que claramente lidera las emisiones de GEI en la comunidad autónoma, con casi la mitad del total (4,3 millones de toneladas equivalentes, un 45%). Además, en el periodo objeto del informe se ha producido un incremento sostenido, desde las 3,9 millones de toneladas del 2014.

Dentro del sector primario, el apartado que realiza una mayor aportación es la fermentación entérica, con 2,7 millones de toneladas, prácticamente un 30% del global. Se trata del metano que se genera durante el proceso digestivo normal del ganado y que luego el animal eructa o exhala. Los rumiantes (como vacas, ovejas y cabras) son la principal fuente de estas emisiones, que se producen también en los animales monogástricos como los cerdos, aunque en niveles menores. Con algo más de un millón de toneladas emitidas figuran los suelos agrícolas. En este caso se trata fundamentalmente de óxido nitroso producido en los suelos a partir de los fertilizantes nitrogenados de síntesis o por abonos orgánicos. Otras 480.000 toneladas corresponden a la gestión del estiércol, que propaga metano durante la descomposición anaeróbica de la materia orgánica. También óxido nitroso, al descomponerse el amoníaco.

Tras la agroganadera, la categoría responsable de un mayor volumen de gases de efecto invernadero en la región es la de procesado de la energía (4,2 millones de toneladas). Y dentro de esta, aparece a la cabeza muy claramente el transporte (2,3 millones), con un ligero aumento en estos cuatro años. Un auge que el informe atribuye también a que se salió de un periodo de fuerte recesión económica.

Por otro lado, en este apartado se destaca el bajo nivel de las emisiones procedentes del sector energético, dado que el parque instalado (renovables, hidráulica, y Central Nuclear de Almaraz) «está altamente descarbonizado».

En cuanto a la industria manufacturera (productos químicos, textil o agroalimentaria, entre otras) y de la construcción, supone menos de un 10% del total de las emisiones de efecto invernadero en Extremadura (836.000 toneladas). Menos aún representan los procesos industriales, con 579.000 toneladas, de los que alrededor de la mitad (277.650) provienen de la industria cementera «muy focalizada en pocas instalaciones», mientras que la actividad metalúrgica emitió 104.000 toneladas en el 2017, con un aumento significativo desde el 2014, cuando fueron 74.000, por el mayor nivel productivo.

Donde sí se aprecia un importante retroceso es en el epígrafe que recoge los gases fluorados, principalmente por el descenso en el uso de hidrofluorocarburos (HFC) y perfluorocarburos (PFC) en el sector de la refrigeración y aire acondicionado, tanto industrial como doméstico. Esto es consecuencia de la aplicación del impuesto sobre estos gases establecido por ley en el 2013. En tres años, las emisiones en la región han caído a menos de la mitad, de 363.390 toneladas a 164.520. Este tributo grava la cantidad de gases fluorados) vendidos para su uso en recargas destinadas a compensar fugas en equipos e instalaciones existentes, con un tipo impositivo para cada gas o mezcla en función de su PCA (poder de calentamiento global a cien años).

Por último, en la categoría de tratamiento y eliminación de residuos se recogen 350.800 toneladas equivalentes de CO2, en su mayor parte con originen en los vertederos (253.520). «Si bien el aumento de actividad económica conlleva habitualmente un aumento en la generación de residuos, en este caso las mejoras en el actividades de tratamiento y eliminación» han motivado que se produzca una tendencia a la baja, si bien poco pronunciada, se arguye.

Entre el 2014 y el 2017 las emisiones de GEI han ido aumentando progresivamente en la región tanto en términos absolutos como per cápita (este efecto potenciado por la pérdida de población). Para obviar el impacto que en este incremento ha tenido la mejora económica, el estudio lo pone en relación al Producto Interior Bruto (PIB). El alza de este último, se remarca, ha sido superior proporcionalmente» por lo que «podemos concluir que la eficiencia en cuanto a emisiones del sistema productivo regional ha ido mejorando desde 2014».

El inventario extremeño de GEI supone un 2,77% del total nacional, una de las proporciones más bajas del país. En el 2017 el valor de las emisiones en España fue de 340,2 millones de toneladas equivalentes de CO2.