Agustín Condón es un autónomo cacereño apasionado de su trabajo, pero no por ello se ha librado de la crisis más aún en el sector en el que trabaja: la construcción. Tiene una empresa de reformas, Clare --clásico y renacentista--, especializada en la construcción y rehabilitación tradicional. Un albañil inusual que atiende cualquier servicio que se le ofrezca y que ahora puede sentirse afortunado tras pasar una mala racha.

"He estado a punto de irme al garete. No ha habido nada de trabajo, la gente tenía miedo". Incluso cuenta que tiene obras a medias desde el verano porque el propietario decidió no continuar. Ahora parece que ha enganchado unas reformas con otras y va manteniendo su empresa que en las últimas semanas ha incrementado la plantilla. Ahora son tres empleados y él, que es un obrero más. "No soy solo el jefe", asegura. Lejos quedan los años en los que Agustín tenía hasta ocho empleados.

Pero a pesar de las circunstancias le ha costado encontrar otro trabajador porque asegura muchos prefieren "vivir del paro o el subsidio y hacer alguna chusca que otra". Este es uno de los principales lastres de su negocio, del suyo y de muchos otros: los trabajadores ilegales, aquellos que no se dan de alta y que ofrecen precios más bajos para sacarse algo de dinero rápido. Estos crecen en tiempos como éstos. "A veces los albañiles ilegales hacen más daño que la crisis". Además de estas "chuscas", la crisis se ha notado en el sector de la rehabilitación. "Ahora si una obra tiene 10 partidas --demolición, forjado, albañilería, fontanería, revestimiento,...-- solo haces tres, el resto se la apañan los clientes con familiares y conocidos que entiendan algo".

"La gente se está recortando mucho y yo sigo cobrando lo mismo que hace diez años". Y por supuesto, mucho presupuesto y poca obra de calidad. "Hay subcontratas que se niegan a dar presupuesto ya y yo les doy precios jugándomela con facturas similares". Pero Agustín es optimista. "Las ayudas anticrisis del Gobierno van a traer un boom de trabajo y los chusqueros lo van a tener más difícil porque la gente necesitará que todo esté en regla para que se le deduzca el IRPF y aplicar el IVA. Va a beneficiar a empresas como la mia y a que aparezcan otras nuevas".