Trasladar, solo si es imprescindible y una vez que se haya obtenido toda la información posible del conjunto de Guadalperal y su entorno. Javier Rivera, subdirector del Instituto de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura, no se mueve ni una coma del planteamiento que han defendido ya los investigadores que están monitorizando el conjunto megalítico de Valdecañas y recuerda que todas las ‘leyes’ internacionales instan a no mover de su emplazamiento los monumentos.

--¿Qué pasará con Guadalperal?

--Estamos realizando los estudios previos que nos van a indicar quiénes estuvieron allí, qué hicieron, por qué lo colocaron en aquel paisaje. Son cuestiones que hay que abordar antes de decidir. Nosotros defendemos que debe estar en el lugar en el que nació, que es en el que se explica pero no estamos en contra si en el futuro hubiera que decidir trasladarlo.

--¿Cuándo se decidirá?

--No va a llevar excesivo tiempo, unos 2 años. Tenemos un equipo muy experto, pero no solo está el dolmen, están los restos romanos de Augustóbriga y un total de 20 dólmenes en las inmediaciones del de Guadalperal. Hay que considerar todo.

--Moverlo sigue sin ser la prioridad.

--Es que todas las leyes de patrimonio del mundo instan a que los monumentos no se muevan salvo que tuvieran el riesgo de desaparecer. Al trasladarlos, pierden alma y un ejemplo es el templo egipcio de Debod, en Madrid. No dice nada allí porque está fuera de su contexto y se está degradando más desde que lo sacaron del río Nilo, no solo por la contaminación, sino por el aire atlántico. En el caso de Guadalperal, por ejemplo, se expone a que suceda algo así si lo sacamos. .

--¿Y qué opciones de futuro hay?

--Es pronto para hablar de eso, pero algunas que trabajamos incluyen crear un museo del sitio en la cuenca del Tajo en el que se puedan explicarse los distintos conjuntos de la zona. Es un momento ideal para que empecemos a recuperar este patrimonio que estaba realmente abandonado. Es evidente que no hay recursos suficientes, pero habrá que buscarlos. R. CANTERO