Imbécil, imbécil, imbécil, imbécil...Hasta una decena de veces le llamó "imbécil" el presidente del Fútbol Club Barcelona, Joan Laporta, al empedernido culé y presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, cuando lo llamó el pasado 14 de agosto para hacerle saber cómo le había sentado el artículo que, 48 horas antes, había escrito el presidente extremeño en el diario deportivo ´Marca´, y en el que, con palabras que pueden calificarse de todo menos de insultantes (ver el artículo en esta misma página), le había recriminado a Laporta que, cuando hablara en nombre del barcelonismo, no excluyera a los que no comparten sus ideas independentistas. "No nos hagas daño. Seguiremos siendo del Barça, simplemente que con algunas heridas por sentirnos excluidos en los sentimientos del presidente", señalaba Vara en su artículo, que terminaba de esta manera: "Visca el Barça y visca Cataluña. Viva España también, si me lo permites. O aunque no me lo permitas".

Y a las 48 horas --porque el artículo se publicó el 12 de agosto y Laporta llamó el 14--, Vara oyó en el teléfono: "imbécil, imbécil, imbécil..." Así hasta una decena de veces. Tanto que el presidente extremeño, que se vio obligado a admitir que la conversación existió cuando encontró una versión de la misma ayer en el diario ´El Mundo´, dijo que al principio pensó que era una de esas bromas que a veces gastan algunos programas de radio. "Después, cuando me cercioré de que era Laporta el que me estaba insultando, traté de que se retractara de sus palabras, y como se ratificó en ellas le colgué el teléfono".

Y hasta hoy. Ahora se ha roto una amistad --mantenida de culé a culé durante años-- que le llevó a Laporta a invitar al palco de autoridades a Fernández Vara con ocasión del partido que el Barcelona jugó contra el Sporting de Lisboa en la capital portuguesa. Una relación que se mantiene rota --culé contra culé-- porque Laporta no ha vuelto a llamar a Vara para disculparse. Al contrario, el barcelonista no solo no se retractó sino que había difundido la conversación por su cuenta. Vara, sin embargo, aseguró que había tratado de que no se difundiera.

Y ayer, una vez conocida, se convirtió en algo más que una agresión de culé contra culé. No es para menos, teniendo en cuenta el trasfondo político que palpita en todo lo que hace Laporta, quien ha ido acentuando su sesgo antiespañol, hasta haber prestado su imagen a los sectores más radicalmente independentistas de Cataluña, con quienes compartió los actos conmemorativos de la última Diada. Previendo la que se avecinaba, Vara insistió ayer en que la conversación fue entre dos aficionados, sin nada que ver con las instituciones. "No es Cataluña contra Extremadura", se apresuró a decir. En vano. Solo hay que ver los comentarios a la noticia en internet para darse cuenta de que tratar de hacer ver que los insultos de Laporta son solo de culé contra culé es empresa inútil. Todo el mundo lo interpreta como un asunto político. Hasta el presidente del PP, José Antonio Monago --otro culé-- se solidarizó con Vara. Laporta, en cambio, perdió la oportunidad de callar y emborronó más su papel en este asunto: sin desmentirlo dijo que Vara "se hace publicidad a mi costa".