Llenar la nevera se ha encarecido un 2,8% para los hogares extremeños en el último año. De media, el aumento registrado en el precio de los alimentos y de las bebidas no alcohólicas en la comunidad autónoma ha sido el tercero mayor entre todas las regiones españolas, solo superado por los de Asturias y Galicia, ambos territorios con un 2,9% de incremento, de acuerdo a los últimos datos del Índice de Precios de Consumo (IPC), que recogen hasta el mes de septiembre un promedio del 2,4% para todo el país.

En las trece semanas que transcurrieron entre el 9 de marzo, pocos días antes de la declaración del estado de alarma, y el 7 de junio, el consumo de alimentación y de bebidas en los hogares españoles aumentó un 24,5%. Fueron 1.635 millones de kilogramos más de comida y bebida adquiridos en el ámbito doméstico en comparación a los que se habían contabilizado en el mismo periodo del año pasado.

En términos monetarios, el aumento del gasto fue todavía de mayor intensidad, del 28,4% sobre el del ejercicio anterior, hasta situarse en 4.586 millones de euros. Una mayor subida que tuvo su origen en un alza media de los precios del 3%, según los datos que a mediados de año manejaba ya el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Lo excepcional de la coyuntura hizo que algunos productos se vaciaran de las estanterías de las tiendas e hipermercados con mucha más rapidez que otros. Fue el caso de los considerados como de fondo de despensa (harinas y sémolas, arroz, legumbres, patatas, aceites o conservas), de los productos base para la cocina de platos caseros o de los ingredientes para la elaboración de repostería. Algunos de ellos figuran entre los que más han subido de precio en los últimos meses. Sucede con el azúcar, por ejemplo, cuyo consumo llegó a subir más de un 80% semanal. Con un 19% de encarecimiento lidera el ‘ranking’ en Extremadura, si bien este edulcorante había subido ya un 6% mensual en febrero, antes del confinamiento. En esta misma línea se han comportado los preparados de legumbres y hortalizas (+6,8%) o las frutas y las hortalizas frescas, cuyo consumo se intensificó también durante los meses de mayores restricciones, lo que se ha traducido en aumentos de su precio del 12,2% en el primer caso, y del 4,7% en el segundo.

El efecto del cierre de la hostelería

La ingesta de aperitivos, cervezas, bebidas espirituosas o vino, que habitualmente se concentraba en locales de hostelería, disparó igualmente su consumo doméstico en ese periodo. Los frutos secos, por ejemplo, son el tercer grupo de artículos con una mayor alza en la región, del 7,4%, mientras que para el café (que aparece agrupado junto al cacao y las infusiones) ha sido del 4,6%, y de un 2,6% para las bebidas alcohólicas.

Otros productos que acusaron especialmente el cierre de restaurantes y bares, como las carnes de ovino o, en menor medida, las de porcino, también se incluyen entre los que han tenido tendencias ascendentes más acentuadas: del 6,4% y el 5,6%, respectivamente. Más moderado fue el comportamiento de las carnes de vacuno (+2,5%) y de las de ave (+2,3%). El capítulo de refrescos, agua mineral y zumos se elevó un 1,7%, y las aceites y grasas un 1,2%.

Hasta el 4,3% en abril

A pesar de que la subida del coste de los alimentos en la región se mantiene entre las más elevadas del país en términos interanuales, la tendencia ascendente se ha contenido en los últimos meses. De hecho, la tasa interanual llegó a ser en abril del 4,3%, el tercer valor más alto para el precio de los alimentos de la última década. Julio, con una caída del 1,6% mensual frenó la escalada.

Solo en cuatro epígrafes se han experimentado descensos en los precios, especialmente significativos en dos de los casos por su peso en el consumo alimentario: los huevos, que acumulan una bajada del 7,8% en su precio; y el pan, donde fue del 0,8%. También cayeron los productos lácteos (un 1,4%); y los cereales y sus derivados (-0,1%).

Por otro lado, el mayor gasto en alimentación de los hogares se ha mantenido tras el confinamiento. De acuerdo al informe Global Consumer Insights Survey 2020, elaborado por PwC y dado a conocer este mes, seis de cada diez españoles encuestados reconoce que compra más productos alimenticios que antes de la pandemia, algo que aparece de nuevo vinculado al menor desembolso en restauración, que es ahora una de las principales áreas de disminución del gasto doméstico.

Se adquieren más alimentos pero se sale menos veces a comprar, por lo que ganan terreno grandes establecimientos en los que se pueda realizar toda la compra de una vez. Igualmente, se indica en el informe, si bien la compra presencial en el supermercado sigue siendo la más habitual (un 66%), frente quien la efectúa ‘on line’ o por teléfono (31%), cada vez son más los consumidores que lo hacen de forma telemática y que además manifiestan su intención de no abandonar esta costumbre una vez que terminen las medidas de distanciamiento social.

La tasa anual del IPC general en el mes de septiembre se situó en Extremadura en el 0,1%, bastante por encima del -0,4% del conjunto de España. Pero, alimentos aparte, ¿qué ha ocurrido en el último año con el resto de grupos de artículos con los que se conforma este índice de precios? Especialmente llamativa es la variación del -5,3% que se observa en el coste del transporte personal, motivada por la disminución de los precios de los carburantes y lubricantes para transporte personal. También tiene un comportamiento favorable para el consumidor el apartado de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, que cae un 0,9%. Lo hace gracias en buena parte a la tendencia a la baja que ha tenido el coste de la luz. En marzo y abril la electricidad fue la más barata de los últimos años debido al confinamiento, si bien septiembre se caracterizó por una vuelta a la normalidad. También contribuye el descenso de los precios del gasóleo para calefacción y el gas.

También con una evolución negativa aparecen otras dos secciones. La de comunicaciones, que engloba los equipos de telefonía, y a los servicios telefónicos (incluidas las cuotas de internet) y los postales, con un decremento del 1,6%; y la de ocio y cultura, con un 1,7% anual de retroceso.

El epígrafe de vestido y calzado sí que sube, un 1% en términos anuales, tras hacerlo un 6% mensual en septiembre, recogiendo así el impacto de los precios al comienzo de la temporada de otoño-invierno.