El ATC, el futuro almacén español de residuos nucleares, recibirá a lo largo de los 20 años posteriores a su inauguración 650 camiones articulados cargados con un total de 6.700 toneladas de materiales. Huyendo de carreteras tortuosas y buscando calzadas amplias, es inevitable que la caravana radiactiva pase cerca de grandes núcleos de población, pero Enresa, la empresa pública que gestiona los residuos nucleares, nos tranquiliza: ¡está todo controlado!

Fuentes de Enresa aseguran que los transportes no solamente están regidos por un estricto reglamento europeo, sino que, además, la experiencia internacional descarta la posibilidad de cualquier tipo de siniestro. No hay estadísticas actuales, pero en el periodo comprendido entre los años 1990 y 2001 se transportaron casi 100.000 toneladas de combustible gastado en unas 43.000 operaciones por tren, camión o barco. "Se recorrieron 30 millones de kilómetros y nunca hubo ningún problema", insisten. En la Unión Europea se realizan 700 transportes anuales. En España serían unos 30. Los camiones cargarán los peligrosos residuos que se almacenan en las piscinas de protección de las nucleares y los llevarán hasta el ATC para que sean custodiados de forma centralizada. Una estación de tren en las cercanías permitiría reducir notablemente el número de transportes por una razón de peso: en un convoy cabrían hasta 5 veces más.

Enresa afirma que el riesgo en el transporte es "nulo", aunque quizá es mejor hablar de "prácticamente nulo". En un alarde de transparencia, la empresa contabiliza en Europa cuatro situaciones de cierto "eco informativo" aunque, prosigue, "no tuvieron efectos radiológicos sobre los trabajadores o el público". Sucedieron en Francia: el vuelco de un camión (1987), la caída de una carga en el puerto de Cherburgo (1991), un descarrilamiento en la frontera con Alemania (1997) y una contaminación de unos embalajes detectada en el centro de procesamiento de La Hague (1998). En el accidente de 1987, el más conocido, un gran depósito con desechos se desprendió del camión y acabó clavado en la cuneta, pero las autoridades dijeron que no sufrió daño.

La empresa pública considera que el riesgo asociado a los transportes es menor que el derivado de una gestión individual de los residuos en cada una de las centrales. Sin embargo, los colectivos ecologistas no lo tienen tan claro. Greenpeace, por ejemplo, asegura que la vulnerabilidad de las caravanas es mayor que la de la propia central ante un ataque terrorista.

Por otra parte Industria, difundió ayer el listado con los municipios candidatos al ATC. Son Albalá, Ascó (Tarragona), Congosto de Valdavia (Palencia), Melgar de Arriba (Valladolid), Santervás de Campos (Valladolid), Torrubia de Soria (Soria), Villar de Cañas (Cuenca), Villar del Pozo (Ciudad Real), Yebra (Guadalajara), Santiuste de San Juan Bautista (Segovia), y Zarra (Valencia). Además de estos once, están los municipios de Campo de San Pedro (Segovia) y Lomas de Campos (Palencia), cuyas candidaturas no habían transcendido hasta ayer.