La Central Nuclear de Almaraz trabaja en el proyecto de un nuevo Almacén Temporal Individualizado (ATI) que le permita alojar en seco todo el combustible gastado que actualmente está depositado en las piscinas de sus dos reactores. La planta cacereña cuenta ya desde el año pasado con una instalación de este tipo, con capacidad para veinte contenedores. No obstante, la previsión es que esté saturada en el 2027, por lo que sea cual sea el escenario al que se enfrente entonces la central (ese año está previsto el cierre de su Unidad I y al siguiente el de la II) todo apunta a que será necesario contar con un segundo almacén, ya que en caso de desmantelamiento habría que extraer igualmente los elementos de combustible, y el proyecto de Almacén Temporal Centralizado (ATC) para residuos nucleares continúa sin dar ninguna señal de avance.

De hecho el presidente de Castilla-La Mancha y candidato del PSOE a la reelección, Emiliano García-Page, se comprometió ayer a, si renueva mandato, «cerrar» por completo la posibilidad de que este almacén se acabe materializando en la localidad conquense de Villar de Cañas, donde inicialmente se había previsto.

El proyecto para este segundo ATI se encuentra, en cualquier caso, en una fase «inicial», recalcó ayer Rafael Campos, director de la CNA, durante la presentación del informe semestral de actividad correspondiente a la segunda mitad del 2018, por lo que aún es pronto para avanzar cuestiones como cuáles serán su configuración, ubicación o características. Tampoco si será una instalación nueva o una ampliación de la ya existente. «Habrá que ver qué necesidades tenemos y, en función de eso, hacer el diseño correspondiente. En nuestro sector todo se hace con tiempo», precisó Campos, quien hizo hincapié en que, independientemente del horizonte temporal de funcionamiento de la central, el combustible usado debe extraerse de las piscinas, por lo que «tenemos que estar preparados».

El pasado 12 de diciembre se completó el proceso de carga y traslado del primer contenedor con elementos de combustible gastado de la Unidad I de Almaraz hasta su almacén temporal. A inicios de este 2019 se hizo lo propio con un segundo depósito, y hay previsto llenar otros dos más antes de que acabe el año, el siguiente de ellos a mediados de junio próximo. «Esta es una actividad que ha venido para quedarse ya en la planta», afirmó Campos, que en abril cumplió un año al frente de la central.

MISMA FILOSOFÍA / El director de la CNA incidió en que el hecho de que en esta ocasión la solicitud de prórroga del permiso de explotación se haya pedido por un periodo inferior a los habituales diez años no va a cambiar «en absolutamente nada» la filosofía de funcionamiento de la planta. Argumentó que el objetivo es que Almaraz continúe estando «entre las mejores centrales nucleares del mundo». Y eso implica, añadió, «que seguiremos invirtiendo y haciendo modificaciones de diseño». En este sentido, recordó que en la última década «hemos invertido 600 millones de euros en estar renovados tecnológicamente y preparados organizativamente».

Y llegado el momento, aseveró, «estaremos preparados para cualquier tipo de escenario», ya sea este el desmantelamiento o si se abriese la posibilidad de continuar.

«Vamos a seguir operando de tal manera que el último megavatio que se produzca en Almaraz sea un megavatio con la máxima seguridad, la máxima fiabilidad y cumpliendo todas nuestras expectativas», concluyó.