El actual permiso de explotación de la Central Nuclear de Almaraz expirará en algo más de dos años. En principio, la planta cacereña debería haber comenzado los trámites para prolongar su autorización más allá de ese horizonte a mediados del año pasado. Sin embargo, la instalación extremeña no tendrá que hacerlo finalmente hasta 2019, tras la decisión del Gobierno de dar a los propietarios de las centrales nucleares españolas más tiempo para decidir si quieren continuar con su explotación. El objetivo es que las compañías eléctricas conozcan antes la planificación energética en su conjunto y puedan valorar así con todos los datos en la mano si les conviene o no su continuidad. La modificación aprobada por el Gobierno también eliminó el límite de diez años que existía para la vigencia de las autorizaciones por lo que, si como es probable, Almaraz pide la renovación de su licencia, esta podría concederse por un periodo superior de tiempo.

A inicios de este mes el líder del PP extremeño, José Antonio Monago, volvió a poner sobre la mesa el debate sobre la continuidad de la central. Lo hizo en la Asamblea, al reprochar al presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, la «falta de planificación» ante un posible cierre. Vara replicó entonces asegurando que sí hay alternativas para cuando la instalación deje de estar activa, y puso como ejemplo proyectos fotovoltaicos de 600 megavatios que existen para instalarse en el entorno de la planta. También pidió un calendario de cierre, con fechas concretas, y que el Gobierno de España fije su posición sobre este tema.

El principal argumento que se da desde la central extremeña para justificar su continuidad más allá de 2020 es el de la inversión realizada en los últimos años. Según los datos facilitados por Centrales Nucleares Almaraz-Trillo (CNAT), en la última década se han invertido más de 600 millones de euros en la instalación cacereña para la mejora de su seguridad, aumento de potencia, modernización y actualización tecnológica y cumplimiento de los requisitos derivados de Fukushima y de la autorización de explotación. Como consecuencia de estas inversiones, se incide, «la Central Nuclear de Almaraz es actualmente más segura y tecnológicamente más avanzada que cuando inició su operación».

«Estos proyectos abordados han servido para adaptar la planta a la última normativa vigente en construcción de centrales nucleares y situarla en los mejores estándares internacionales», se arguye. Entre las actuaciones desarrolladas destaca la renovación de sistemas y componentes de la central como condensadores, turbinas, alternadores, tapa de la vasija del reactor, generadores de vapor, equipamiento eléctrico (transformadores o motores, entre otros) y mejoras en el área de protección contra incendios.

Además, y como consecuencia de la aplicación de las mejoras derivadas de la autorización de explotación, de los cambios derivados del accidente en la central japonesa de Fukushima y de experiencias propias e internacionales se ha dotado a la central de nuevos sistemas. Entre ellos cabe mencionar los paneles de parada alternativa cuyo objetivo es llevar la planta a parada fría desde fuera de la sala de control por una hipotética indisponibilidad de esta y el quinto generador diésel que eleva la seguridad y la disponibilidad de la planta proporcionando energía eléctrica en caso de pérdida total de suministro eléctrico exterior.

Otras actuaciones importantes llevadas a cabo son la mejora del sistema de refrigeración de servicios esenciales mediante aspersores y del sistema de refrigeración del vertido al embalse de Arrocampo y los nuevos sistemas de filtración de los edificios de combustible. Adicionalmente, se está trabajando en la construcción del Almacén Temporal Individualizado (ATI) que permitirá la extracción de combustible gastado de las piscinas, que ya se encuentran próximas a la saturación.

En relación a la aplicación de los estrictos requisitos de seguridad exigidos tras el suceso de Fukushima se ha dotado a Almaraz de equipos portátiles para refrigeración del reactor y la piscina de combustible gastado y suministro de energía, principalmente, de una losa sísmica para su almacenamiento y de un sistema de iluminación de emergencia y de comunicaciones inalámbricas. Todos estos sistemas están diseñados para funcionar de forma autónoma respecto a los equipos de la planta y del exterior.

En esta línea, una de las actuaciones más destacadas ha sido la construcción de un edificio diseñado para gestionar una emergencia más severa de lo inicialmente previsto en el diseño que pudiera afectar a edificios de la planta dejándolos inutilizables. Se trata del Centro Alternativo de Gestión de Emergencia (CAGE), que tiene capacidad para alojar a 120 personas. Se levanta en una zona segura de la planta (no afectada por un accidente fuera de las bases de diseño) y dispone de blindaje radiológico, capacidad sísmica y autonomía sin apoyo exterior de al menos 72 horas.

Igualmente, la central ha instalado en el interior de los edificios de contención de los reactores recombinadores pasivos de hidrógeno que evitan la formación de atmósferas potencialmente explosivas por acumulación de este gas reforzando así la integridad de dichos edificios. Por otro lado, en el 2017 ha finalizado la instalación de los Sistemas de Venteo Filtrado de la Contención que potencian aún más la robustez y la capacidad de respuesta de la central ante sucesos que pudiesen ir más allá de sus bases de diseño. También se ha realizado el aumento de la capacidad de desagüe de la red de pluviales y se ha construido una balsa de recogida que permite confinar vertidos potencialmente contaminantes. «De esta forma, la Central Nuclear de Almaraz se encuentra en las mejores condiciones para operar a largo plazo al igual que más de 100 reactores que ya lo hacen en el mundo», se incide.

APORTACIÓN ELÉCTRICA / La central de Almaraz es la planta de generación de electricidad de mayor aportación al sistema eléctrico nacional. En 2017 registró una producción bruta de las dos unidades de 16.985 Gigavatios-hora (GWh). Este dato supone el 30% del total de la producción nuclear en España y más del 6% del total de la energía eléctrica consumida en el país.

La instalación genera más de 800 empleos directos en su área de influencia, cifra que se eleva a 2.900 teniendo en cuenta los empleos indirectos e inducidos. En este sentido, los periodos de recarga suponen un importante estímulo para el empleo de la región ya que se efectúa la contratación de 1.300 trabajadores de empresas especializadas, que se suman a la plantilla habitual.

La contribución económica de la central, tanto a su entorno como a la comunidad autónoma, alcanza los 45 millones de euros anuales teniendo en cuenta los impuestos directos e indirectos, salarios abonados y acuerdos de colaboración con entidades e instituciones para el desarrollo local, social y educativo.