Ana María Soguer, catalana de nacimiento y aficionada a la pintura, llegó a la región por amor y desde entonces, su empeño ha sido mejorar la sociedad. Su gran satisfacción es haber trabajado por la independencia de Alagón del Río, una entidad menor separada de Galisteo en 1.997 de la que ella fue primera alcaldesa.

--¿Qué hace en la Asamblea?

--Además de diputada, estoy en la dirección del grupo socialista y soy portavoz de la comisión de Asuntos Europeos. También participo en otras, como Fomento, Cooperación Internacional y Medio Ambiente. Y lo compatibilizo con el trabajo en alcaldía de mi pueblo, Alagón del Río.

--Esta es su primera legislatura en la Asamblea. ¿Cómo lo lleva?

--Estoy aprendiendo mucho, pero lo que veo es que la política regional es muy diferente a la local, porque en los pueblos haces gestiones directas donde ves inmediatamente los resultados y tienes más contacto con los vecinos. En la Asamblea, aunque también hay contacto, es un poco más distante.

--¿Qué hizo que una maestra se dedicara a la política?

--Fueron las circunstancias. Yo me vine de Cataluña por amor (risas) y cuando llegué a mi pueblo, tenía un niño pequeño y veía que nadie se dedicaba a intentar mejorar las cosas, a pesar de que había mucho por hacer, porque casi no contaba con infraestructuras y servicios. Durante un tiempo estuve compatibilizando la política con la enseñanza hasta que me liberé al entrar en la Diputación provincial. Pero siempre, además de la política, creo que hay que tener otro trabajo.

--Defina la política.

--Es dar servicio al ciudadano y para dedicarte a ella se necesita verdadera vocación de servicio público, ya que como de verdad se transforman las cosas es a través de la política. A veces desanima un poco ver el descrédito general que tiene, pero los políticos son los que pueden transformar la sociedad. Y te da rabia, porque el trabajo de gente honesta se ve ensombrecida por casos como los que ahora se ven en televisión.