Licenciada en Dirección de Empresas por la Universidad de Extremadura, desde el 2004 lo único que ha conseguido dirigir Ana Segura Ramas ha sido su casa, a la que se dedica mientras espera que le salga un trabajo acorde con su titulación o pueda aprobar las oposiciones que se está preparando.

A sus 30 años, esta pacense está en paro, por lo que depende económicamente de su marido, y ve que las empresas privadas no le abren las puertas, "piensan que con 30 años y casada los niños están al caer". Por ello, confiesa sentirse "decepcionada" y "defraudada", hasta tal punto que se replantea su vida. "Si tuviera que volver atrás no estudiaría una carrera, a mi sobrina se lo digo: piénsate muy bien si te merece la pena estudiar una carrera".

Ana considera que tantos esfuerzos y sacrificios han sido "una pérdida de tiempo".

Cuando terminó sus estudios "ésta era una carrera con muchas salidas y posibilidades, pero te encuentras que en Extremadura no hay empresas ni industrias, como mucho mis compañeras están de contables o de auxiliares administrativos, algo que podría haber hecho sin necesidad de estudiar una licenciatura", explica.

Ha trabajado temporalmente en una sucursal bancaria, "pero el año pasado con la crisis se acabó la cosa".

Para poder quedarse en Extremadura, el único camino que Ana encuentra es la Administración pública.