Reelegido como presidente de Apag-Asaja en Extremadura y la provincia de Cáceres el 15 de diciembre, Angel García inicia su tercer mandato consecutivo con pesimismo, ya que considera que el campo extremeño se encuentra en uno de los peores momentos de la historia.

--¿Cómo han sido los ocho primeros años de gestión?--A nivel organizativo hemos crecido mucho: hemos pasado de 800 asociados a 3.000 y hemos abierto nuevas delegaciones. En cuanto a la situación del campo, nos enfrentamos a un periodo muy difícil para cultivos tradicionales como el tabaco o el tomate, así como para el ganado ovino y caprino.

--¿Cuál es el motivo?--Se ha producido un abandono de los activos agrarios. El campo ya no es rentable. Sería necesario un proceso de convergencia con Europa, pero de momento los resultados han sido malos. El gobierno debería haber ofrecido a los agricultores recursos para tener una salida digna, como ocurrió con la minería. Ahora mismo el frutal no tiene futuro, porque la superficie que tiene España es suficiente para abastecer a Europa; el tabaco está muerto y el próximo año perderá un 36% de su rentabilidad; y los regadíos no pueden competir con los productores de fuera de la UE.

--¿Cómo ha influido el 2006?--Si el 2005 fue malo, el 2006 es para olvidar. Ha habido problemas por la entrada en vigor del nuevo régimen de pago único, el aumento de los precios de los carburantes, la escasez de las cosechas de cereales de secano, la escasez de fruta, los problemas con los precios en el aceite de oliva, los nuevos focos de brucelosis y tuberculosis, la estocada final al tabaco y las complicaciones del tomate.

--UPA aseguró ayer que se han perdido 8.000 jornaleros durante el 2006. ¿Están de acuerdo?--Coincidimos con su diagnóstico. Es increíble cómo agricultores y ganaderos han perdido casi un 3% de su poder adquisitivo. De hecho, cada día el sector pierde a cerca de 200 activos.

--¿Y dónde reside el problema?--La Junta se ha dedicado a apagar fuegos, en lugar de sentarse a estudiar cual es la agricultura que quiere y debe tener Extremadura más allá del 2013. Falta, por ejemplo, una política clara de cultivos energéticos, que son una de las salidas que tiene el campo extremeño. Pero aquí no hay diseñada ningún tipo de política agraria de futuro.

--Entonces, ¿qué futuro espera?--El futuro del campo extremeño no está garantizado. Muchos agricultores van a desaparecer por la creciente globalización. Hay que avanzar hacia una profesionalización y hacia un incremento de las explotaciones. La comisaria Europea de Agricultura ha dicho que los agricultores deben ir pensando en otros trabajos porque de esto no se va a poder vivir. Además, hay que dejar de destinar los fondos de desarrollo rural a ornamentar los pueblos y destinarlos a garantizar la subsistencia de los agricultores que viven en ellos.