La Oficina Española de Cambio Climático, dependiente del ministerio, encargó hace unos años a la Universidad de Extremadura un proyecto para evaluar los posibles impactos del calentamiento global en España. El doctor en Biología Angel M. Felicísimo, asturiano, cogió las riendas del trabajo en el 2008 --forman parte del equipo científico Carlos Javier Villalba (Uex), Jesús Muñoz (Real Jardín Botánico, CSIC) y Rubén G. Mateo (Universidad de Castilla-La Mancha)-- y el pasado martes presentó sus conclusiones. Entre ellas se incluye una serie de planteamientos que posibilitarían reducir la amenaza que afecta a una parte importante de la biodiversidad.

--¿Es posible mitigar los impactos ante un escenario que solo es estimado?

--El cambio climático se producirá en una medida o en otra. No sabemos exactamente qué pasará, a lo mejor el calentamiento verificable de los últimos 20 años se para y comienza a bajar la temperatura por el motivo que sea, pero hay que actuar como si el escenario previsto se fuera a producir de forma moderada.

--¿Qué escenario climático moderado se prevé?

--El estudio maneja varios escenarios distintos, pero en el más conservador estamos hablando de subidas de las temperaturas máximas de entre dos y tres grados. En invierno son más leves esas subidas y en verano más intensas, no es lo mismo porque en verano los árboles están al límite de su capacidad. Sobre las precipitaciones no hay datos concluyentes en la región, pero en el norte de España disminuirán entre un 20 y un 30%. En el caso de las temperaturas sí son claras las subidas generalizadas tanto de las máximas, preocupantes sobre todo en verano, como de las mínimas.

--¿Qué se puede hacer?

--Aunque no nos ocupamos de la gestión, hemos planteado reducir la fragmentación en el caso de los bosques no manejados, esto es, que un bosque aguantará mucho más si tiene 50 hectáreas juntas en una sola mancha que si tiene 50 trocitos de una hectárea separados por zona de matorral o pasto. Un bosque grande tiene más sinergia, más resistencia y podría aguantar mucho mejor una sequía de dos años que un conjunto de árboles aislados. También hay que actuar sobre los bosques de ribera de los ríos, que los tenemos abandonados. Hay que intentar ampliar su anchura.

--¿Alguna medida especial para Extremadura?

--Aquí es crítico intensificar la vigilancia para la detección total de incendios, puesto que en los últimos diez años se han producido dos importantes fuegos. Una catástrofe de este tipo podría dar al traste con todo lo demás que hagamos. Todas estas medidas están ahora en el tejado de los gestores para que establezcan los planes específicos y busquen herramientas.

--¿Están esos gestores haciendo algo ya contra el cambio climático en la región?

--Que yo sepa en cuestiones de biodiversidad no se está actuando todavía, y si algo he sacado en claro de este trabajo es que si vamos a hacer algo, hagámoslo ya, porque son planes complicados que pueden llevar años hacerlos. En zonas protegidas como Monfragüe pueden incluirse en sus planes de gestión propios y plantear inmediatamente acciones de este tipo. Hay que empezar a moverlo entre los gestores y las comunidades, a ver quien es sensible y quien no.