"Después de diez meses en Siria uno se acostumbra pronto a la libertad". Estas fueron las primeras palabras que dedicó --vía Twitter-- Angel Sastre (Don Benito, 1981) tras ser liberado de su cautiverio en Siria, donde ha permanecido secuestrado diez meses junto a otros dos compañeros Antonio Pampliega y José Manuel López. El periodista extremeño, especializado en conflictos, trabajaba en suelo sirio como freelance cuando el 11 de julio del año pasado dejó de tener contacto con sus familiares. Desde entonces ha permanecido retenido por tropas de Al Qaeda, según fuentes oficiales del Gobierno hasta que hace unos días fue liberado. Aunque abandonó Extremadura con tan solo cuatro años y ha desarrollado su profesión más allá de las fronteras españolas, los lazos le mantienen ligado a la región --su madre es de Alburquerque--, ostenta con orgullo su raíz 'calabazona' sin acento y confiesa que en su calendario hay al menos una fecha al año reservada para regresar a su pueblo natal. Tras su regreso, el reportero extremeño habla para EL PERIODICO EXTREMADURA y relata sus primeras horas en España.

--¿Cómo están siendo estos días tras llegar a casa?

--Estoy intentando aterrizar mentalmente. Físicamente estoy bien, psicológicamente ha sido muy duro, estoy haciendo una reconstrucción. Intento tomarle el pulso normal a la vida, coger una cierta rutina. Intento ver qué se ha destruido y qué he de arreglar. Tengo que reponer los equipos. Nos los han robado todo. Aparte tengo que pagar el afecto de tanta gente. Intento canalizar todo eso mientras estoy con la familia.

--Según fuentes oficiales del Gobierno, les retuvo el Frente Al Nusra, una filial de Al Qaeda, y no por el Daesh --Estado Islámico-- y, según recogen algunos medios, el Ministro de Exteriores aseveró tras la liberación ese hecho concedía "tranquilidad" a la "angustia" del secuestro.

--Nunca hemos sentido ninguna tranquilidad, hemos sentido siempre una enorme angustia. Lo único que decíamos era que no estábamos con el Estado Islámico. Decíamos: Estos nos pueden matar, pero no nos van a torturar. Lo que sentíamos era que no estábamos vestidos con el mono naranja.

--¿Mantuvo la esperanza de salir de ahí con vida?

--A veces sí y otras te hundes. Dependía del momento del día, del mes. Dependía de si el tío venía de buenas o de malas.

--Pampliega fue separado de López y usted, ¿cómo pasaron los diez meses de secuestro?

--Estuvimos en casas. Estábamos recluidos en habitaciones y nos cambiaban cada cierto tiempo. Como llevas el rostro tapado no sabes donde estás. Tú te haces una idea por el contexto en el que estás y por los paisajes, pero no sabes nada a ciencia cierta.

--Ha aseverado que intentaba evadirse con deporte y escritura, ¿qué pensamiento se repetía con más frecuencia?

--El pensamiento que se repetía no era bueno, era el peor. Era una paranoia. No es agradable. Intentaba superarlo y evadirme, pero era difícil.

--¿Cómo es la realidad en Siria para los periodistas?

--En Siria no se puede trabajar. Hay un panorama desolador de secuestros. Somos un objetivo directo. Duramos dos días. No vayan, así de claro. Tampoco a Yemen, ni a Libia. No quieren a los periodistas. Lo que quieren es dinero o matarte.

--¿Cuánto cobra un freelance por crónica? ¿Compensa exponerse de esa manera para relatar esa realidad al mundo?

--Depende del soporte y del medio. Las guerras son muy caras. Los freelances estamos en una precariedad siempre complicada. Hacemos malabares para realizar las coberturas. Imagínate diez meses sin trabajar y si encima te roban todo. La contraparte --los editores y medios--, que es la que tiene que interesarse por lo que pasa allí, no responde ni paga lo que tiene que pagar. Como periodistas hay que atender la noticia. Entiendo que nos importen las vidas de los profesionales como nosotros que estamos allí, pero las vidas de los sirios no valen menos. Mientras estamos hablando, están muriendo.

--¿Volverá a ejercer?

--Creo que voy a volver a hacer la corresponsalía de norte a sur de América Latina como he hecho siempre combinándola con un conflicto cada tres o cuatro meses. Es donde pienso que hay que estar. Siempre me atrajeron los bajos fondos. Voy a retomar lo que estaba haciendo, más y mejor.