El diestro Antonio Ferrera, Medalla de Extremadura de 2007, considera que Extremadura es, en estos momentos, la más importante para el mundo del toreo, sobre todo por la afición, la formación que ofrecen las escuelas taurinas y las "buenas" condiciones en las que se cría el toro bravo. Según relata Ferrera a la agencia Efe, Extremadura tiene "muy buena afición y muy buenos toreros" y explica que, desde que él comenzó a sentir atracción por este tipo de espectáculos, ha notado la misma "pasión y entrega" del público. Antonio Ferrera, nacido en Ibiza en 1977 aunque afincado en Villafranco del Guadiana (Badajoz), considera que Extremadura está viviendo un momento "muy importante" en lo que al toreo se refiere y que, por esto, ser un "emblema" de la transición taurina en la región le llena de orgullo. El diestro extremeño ha sido galardonado con la Medalla de la Comunidad Autónoma de Extremadura, el más alto galardón que se concede en ella a quienes, desde dentro o fuera de la región, destacan por sus méritos en la sociedad. "Este año es muy importante en mi carrera y recibir esta insignia por mi trabajo me ha supuesto una gran satisfacción". Además, recalca que este reconocimiento a su trayectoria conlleva responsabilidad porque significa que su trabajo es "parte las ilusiones" de la gente que se sacrifica para verle torear. Ferrera destaca los logros que ha obtenido esta temporada, comenzando por su salida a hombros de la plaza de Toros de Olivenza (Badajoz), su paso por Castellón y las buenas actuaciones en La Maestranza de Sevilla, donde le faltó la oreja para salir a hombros, y en "Las Ventas" de Madrid, en la que se jugó "la vida". El diestro extremeño advierte que torear para el publico de Sevilla y Madrid es algo que "marca" la trayectoria de un torero, ya que se trata de las aficiones más importantes. Además, este año el diestro fue el triunfador de la Feria de Badajoz y toreó en las plazas de Santander, Soria, Burgos y Teruel. Sus últimos éxitos han sido en Inca (Palma de Mallorca), donde cortó cuatro orejas y un rabo el 29 de julio, y en Azpeitia (Guipúzcoa) el 1 de agosto. Ferrera empezó a sentirse atraído por la fiesta desde pequeño, ya que su familia era aficionada a los toros y su abuelo le llevaba en burro desde Valverde de Leganés (Badajoz), donde vivió sus primeros años, hasta Olivenza para ver una corrida, y con siete años salió por primera vez a torear en una fiesta familiar. No obstante, en su opinión, todas las profesiones necesitan formación, algo que es "fundamental" para el torero porque se trata de una profesión "de riesgo", por lo que recalca que es mejor empezar lo más pronto posible a formarse en este ámbito y destacó la labor que realizan las escuelas taurinas en este sentido. Ferrera recuerda que ha sufrido 24 cornadas pero que mantiene el mismo "celo" por el toro como si hubiera tenido ninguna y que es consciente de que en esta profesión hay que asumir que "puedes morir por conseguir un triunfo". "Las cogidas se sufren", pero la fuerza interior de un torero por continuar toreando es "muy grande" y eso le anima a volver a la plaza. Respecto a la figura de la mujer en los espectáculos taurinos, Ferrera señala que "siempre" ha defendido que las mujeres puedan torear porque han demostrado que tienen las "cualidades y condiciones suficientes para competir" a un nivel alto como lo han hecho Cristina Sánchez y Mari Paz Vega. Además, indica que la única alternativa de mujer concedida la toreó él, cuando se la dio Cristina Sánchez a Mari Paz Vega en Cáceres. Sin embargo, a su juicio, el sistema en general es "un poco machista" y reconoce que, aunque los ruedos de las mujeres han tenido "mucho tirón", la gente no ve con los mismos ojos a una mujer que se juegue la vida que a un hombre. Ferrera admira la personalidad de Luis Miguel Dominguín y que le atrae mucho la capacidad de "estar por encima de todo" de Francisco Rivera "Paquirri" y Miguel Hernández "Miguelín". En su opinión, estos son los toreros que, junto con Antonio Ordóñez, reflejan el concepto del toreo que hay que tener tanto dentro como fuera de plaza, por lo que le llena de "orgullo" que su afición le compare con alguno de ellos.