TCtuál es el noveno arte, se preguntarán más de uno de ustedes. Y no es extraño que se planteen esta cuestión, porque el noveno no es tan nombrado como, por ejemplo, el cine, que casi todo el mundo sabe que es el séptimo arte. En realidad, lo importante ni siquiera es el ordinal que designa a cada ámbito artístico, sino que la disciplina en sí sea considerada como arte.

Pues eso, que me enredo y no les cuento, que les estaba hablando yo del noveno arte: el de las viñetas, el cómic, el tebeo, la novela gráfica... Llámenlo como quieran. Un arte, para más señas, en el que se combinan letras y dibujos, bocadillos y símbolos, en un soporte de papel, aunque hoy también en multitud de aparatos electrónicos, como ordenadores, tabletas o smartphones.

Y venía a referirme a esta categoría artística por el escaso reconocimiento que se le concede en nuestro país. Porque hay países, como Francia, Bélgica, Japón e, incluso, Estados Unidos, en que ser autor de cómic es casi equiparable a ser un reputado escritor, un aclamado pintor o un afamado cineasta. Sin embargo, en el nuestro, el autor de tebeos casi siempre tiene que buscarse las habichuelas fuera de nuestras fronteras, si lo que quiere es vivir de contar historias combinando letras y dibujos.

Hay bastante gente que publica, pero la mayoría de ellos tienen que compatibilizar su pasión historietista con otros trabajos más alimenticios , esto es, con labores que les proporcionan un sueldo con el que poder subsistir o contribuir al mantenimiento de una casa, de un determinado nivel de vida, de una familia, etc.

XPOR LO QUEx sea, aquí no hay tradición. Y eso que hubo un tiempo en que los chavales visitaban todas las semanas los quioscos en busca de las facsímiles de seriales como el Capitán Trueno , El Jabato , Hazañas Bélicas o de revistas humorísticas como Pulgarcito , que alumbró personajes como Mortadelo y Filemón o Zipi y Zape , por poner sólo algunos ejemplos reconocibles.

El público, a día de hoy, no es tan abundante como en otros países ni como antaño lo fue en el nuestro. Cierto. Pero es que el reconocimiento público de esta expresión artística tampoco compensa el calado moderado del producto tebeístico. Mientras que Uderzo, Goscinny, Hergé, Stan Lee, Jack Kirby, Akira Toriyama, Osamu Tekuza, Hugo Pratt o Milo Manara tienen el reconocimiento de sus compatriotas y de los ciudadanos de otras naciones, aquí se conoce a Francisco Ibáñez --si acaso-- y dando gracias. Triste pero real.

Twitter: AGalvanGonzalez