42 años dedicado a la docencia dan para mucho. Por las clases de Antonio Molano han pasado cientos de estudiantes primero en el IES Brocense y desde los años 90 en el IES Hernádez Pacheco, ambos en Cáceres, su ciudad natal. Muchos de sus alumnos se han convertido ya en docentes y en muchos ha dejado y sigue dejando huella por implicación en el aula.

Desde 1985 se ocupa de que sus estudiantes participen en la Olimpiada Matemática, un certamen mundial con 52 años de historia que premia la excelencia en esta materia. Un día a la semana se queda después de clase para preparar a los aspirantes para esta prueba, mucho más dura que un examen habitual. Lo hace de forma totalmente desinteresada por su simple amor a las matemáticas y a la enseñanza, que aparcará a finales de este curso, cuando se jubila, aunque seguirá al pie del cañón.

--¿Cómo empezó a interesarse por participar en la Olimpiada Matemática?

--Empecé a tomar contacto en el año 85. El único defecto que le veo es que es muy competitiva. Trata de sacar alumnos excelentes por la dificultad que tienen las pruebas. Estas olimpiadas se organizan a nivel mundial y empezaron en la zona soviética cuando el régimen soviético era el que era y había una selección tremenda.

--Raro es el año que en su centro no destaca algún alumno en esta competición. ¿Cómo se siente?

--Es una satisfacción enorme. Como dice un amigo, los buenos resultados son el salario emocional de los profesores, ya que no nos pagan mucho económicamente emocionalmente estamos recompensados. Las pruebas las organiza la universidad pero aquí estamos muy lejos de la preparación que hay en otras comunidades y universidades.

--¿Por qué?

--Primero por la dispersión de nuestro territorio que es muy dificil juntar a nuestros alumnos para prepararlos, porque estas pruebas son absolutamente diferentes a lo que se estudia en los institutos. Yo diría que las pruebas probablemente sean más difíciles que las que se proponen a los profesores para acceder a la oposición de Secundaria. En las universidades de Madrid o Barcelona hacen preparación específica para estos alumnos con especialistas de distintas áreas y yo soy un modesto profesor que no sé de todo. Vamos muy distanciados.

--¿Por qué son tan diferentes?

--Las matemáticas que enseñamos en clase fundamentalmente se basan en enseñar procedimientos, a veces quizás porque al alumno le cuesta bastante aprender a pensar y a razonar y se dedica poco tiempo a ello, pero las matemáticas no pretenden enseñar a sumar quebrados y resolver ecuaciones, eso es un método y lo más importante es enfrentarse a una situación problemática que no sabes por donde agarrarla y eso es lo que distingue el problema del ejercicio, son dos cosas distintas. A mí me apasiona ese mundo de la resolución de problemas, por eso porque pienso que el objetivo es aprender a pensar y a razonar.

--¿Hasta qué punto cree que influye un docente en el alumno?

--Mucho, un profesor que pretenda enseñar demostrando que lo hace con ilusión y captando la atención e interés del alumno es un profesor maravilloso. Lo más importante es que los alumnos crean en lo que tú estas haciendo, eso influye muchísimo.

--¿Por qué eligió la docencia?

--Cuando terminé la carrera de Matemáticas, en el 74, nuestra salida laboral fundamental era la docencia porque había muchos institutos y pocos licenciados en España, prácticamente nos rifaban. Aparte, siempre me ha gustado mucho enseñar, de estudiante ya daba alguna clase particular.

--¿Cómo ha cambiado la educación en estos 42 años?

--Muchísimo. Ahora hay menos selección de alumnos y lógicamente cuando la enseñanza se generaliza hay que bajar los niveles. Cuando yo empecé a trabajar la EGB ya seleccionaba, el que no superaba los estudios básicos no podía hacer bachillerato. En mi época de estudiante aún era peor con las famosas reválidas. Esa selección hacía que el nivel de los alumnos fuese muy superior a los actuales. No quiero decir con ello que aquello fuera mejor que la Logse y otras leyes de educación que, por cierto, ya es hora de que se pongan de acuerdo en hacer una única. Esa generalización de la educación ha hecho que sea más justa la sociedad y que todo el mundo tenga la oportunidad de estudiar, aunque creo que se aprovecha poco.

--Somos una de las regiones con mayor fracaso escolar, ¿por qué? ¿Qué o quién falla?

--Pues no entiendo la razón, porque hay muchas oportunidades para tener al menos la ESO.

Me sorprende. A lo mejor fallamos también los profesores, quizás el problema ha sido la dificultad que ha supuesto pasar de tener grupos de alumnos mucho más seleccionados a tenerlos muy diversos. La falta de motivación también puede fallar en algunos casos. La docencia es una progresión muy difícil. Hace décadas nos dedicábamos a instruir y eso ahora ha sido sustituido por educar y muchas veces no nos encontramos preparados para ello.

--Si mira al futuro, ¿qué es lo que más le preocupa?

--Precisamente eso, no ser capaces de atender a muchos alumnos con muy diversos niveles, capacidades, actitudes, es complicado. Esa atención a la diversidad desde el punto de vista pedagógico es muy fácil decirlo pero muy difícil de llevar a cabo y necesita mucho dinero. A lo mejor supone que un grupo de alumnos sea atendido por más de un profesor.

--¿Qué opina del sistema de reválidas que la Lomce implantará en Secundaria y Bachillerato?

--Quizás lo único positivo que le veo a una prueba de este tipo es que obligaría a que se cumplieran los programas de las asignaturas hasta unos niveles mínimos que marcarían estas pruebas.

--¿Por qué las matemáticas suelen ser impopulares?

--Sí, hay que intentar hacerlas más populares, que lleguen a más alumnos. Me llama mucho la atención la poco matemática que queda cuando uno termina sus estudios, se ha puesto de moda ahora el 'anumerismo', esa gente que se declara absolutamente antinúmeros. Supongo que son impopulares porque son difíciles, es un lenguaje un poco abstracto pero son esenciales porque están prácticamente en todos los avances de la vida y la ciencia se debe fundamentalmente a las matemáticas. Las matemáticas son como una caja de herramientas.

--¿Le preocupa la falta de vocaciones en las universidades?

--Sí, pertenezco a la Sociedad de Profesores de Matemáticas de Extremadura, donde hacemos otra olimpiada para los alumnos de 2º de la ESO, y pronto vamos a reflexionar sobre ello en un seminario nacional, sobre cómo potenciar las vocaciones por los estudios de ciencias.

--¿Cómo ha influido la llegada de las nuevas tecnologías en la educación?

--Las nuevas tecnologías están influyendo mucho y llegaron a la educación con la calculadora, que fue una auténtica revolución. Cuando yo estudié no existía y cuando empecé a trabajar tampoco había y eso hacía que la parte operativa, las operaciones básicas, las manejábamos mucho mejor porque potenciaba las destrezas. Tras esa primera revolución a las aulas han llegado recursos extraordinarios que ayudan a aprender, pero hay que usarlos.

--Ultimamente está habiendo críticas por la cantidad de deberes que tienen los alumnos, ¿qué opina?

--Quizás a lo mejor a nivel Infantil se podía sustituir, pero creo que los deberes sirven para reforzar lo que han trabajado durante el día. En matemáticas son buenos, yo no mando deberes pero los recomiendo, porque hoy en día no se puede mandar nada.

--¿Qué le parece la Lomce?

--Me parece que es una ley que no está consensuada y ese es el primer fallo, no se debería haber sacado adelante porque estamos viendo los vaivenes. Luego lo que ha hecho ha sido matizar las anteriores leyes, ha mantenido la parte social que todas las leyes ya tenían y ha endurecido otras partes como la famosa reválida.

--¿Cree que es necesario evaluar a los docentes y establecer una especie de MIR?

--Por supuesto, lo vengo diciendo desde hace muchos años. Más que un MIR, un PIR pero no con tantos años como los médicos, quizás con un curso donde el profesor que aspira a ser docente tenga un tutor y sea como su sombra, que vaya a todas las clases con él, que las prepare con él,... eso me parecería muy interesante. Primero habría que hacer una buena selección mediante oposición y luego un año de prácticas reales y no como hasta ahora, donde el año en prácticas supone enfrentarse ya a los grupos.

--Se jubila este año, ¿echará de menos la docencia?

--Creo que sí, pero en la vida hay que marcarse etapas, he pasado un periodo en el que he hecho las cosas con mucho interés y con mucha ilusión y ahora viene otra etapa que espero que dure mucho.