Con la más absoluta discreción, como es su estilo y su carácter, Antonio Ventura Díaz ha abandonado muy recientemente su dedicación a una de las tareas más fecundas de cuantas se han desarrollado en Extremadura en los últimos veinte años: la Fundación Academia Europea de Yuste. Le llegó la hora de la jubilación, y de forma callada e inadvertida se habría retirado de la escena pública, si un numeroso grupo de personas no hubiera reparado a tiempo en la ingente labor desarrollada por esta institución, gestionada por Antonio Ventura desde su creación. Personalidades europeas y ex ministros de la Nación, embajadores, presidentes de instituciones a nivel estatal, y prácticamente la totalidad de las representaciones de la Comunidad Autónoma se han volcado en el homenaje a quien durante más de veinte años ha paseado la imagen de Extremadura por los foros internacionales, y ha gestionado la iniciativa que más ha contribuido a la proyección nacional e internacional de la región: los Premios Europeos Carlos V.

La espontaneidad y el aprecio sincero con los que está siendo despedido Antonio Ventura en su última singladura administrativa tiene una vertiente muy particular, teniendo en cuenta su biografía política: Vicepresidente y Consejero de Cultura durante los gobiernos de Rodríguez Ibarra, jefe de Gabinete de un presidente de la Preautonomía extremeña; director de la Fundación Academia Europea de Yuste con Rodríguez Ibarra , con Fernández Vara , y hasta con José Antonio Monago . Alguien podría pensar que es un caso de metamorfosis política, cuando, al contrario, Antonio Ventura es un ejemplo de equilibrio y de concordia, efectivamente muy raro en la fauna política extremeña. No he conocido un caso más reñido con el uso partidista de la responsabilidad. Repasen la nomina de quienes han firmado en este mismo periódico el manifiesto de convocatoria del homenaje que se le tributa a Antonio Ventura. Reparen en la procedencia de los firmantes, que me consta lo han hecho con el mayor de los entusiasmos, y comprobarán cómo está representado todo el arco político regional, todas las sensibilidades sociales, las instituciones más dinámicas de la región, independientemente de la presencia de destacadas personalidades e instituciones nacionales. Por no faltar, no faltan hasta alguno de los obispos extremeños, eso sí junto a los dirigentes sindicales, por ejemplo.

X¿POR QUEx esta rara coincidencia en el aprecio a una persona que se ha jubilado, o lo han jubilado, y cuya característica más notoria es la discreción, rehuyendo los focos de la notoriedad, evitando el protagonismo, tratando siempre de que otros rentabilicen lo que él ha creado y gestionado? Creo que es relativamente fácil explicar este fenómeno tan inusual en vida política nacional: su cordialidad y su espíritu de armonía, cualidades que utiliza como herramienta para gestionar los proyectos que le han encomendado. Este personaje es un profesional del dialogo, del consenso y de la avenencia, alérgico al sectarismo y al conflicto. Tiene una rara habilidad de encontrar formulas de consenso. Pero digamos de inmediato, que este espíritu conciliador y generoso es de una eficacia asombrosa. Lo que se pone en manos de Antonio Ventura, por muy complicados o ambiciosos que hayan sido los objetivos, terminan cumpliéndose. Antonio Ventura ha gestionado las dos iniciativas más exitosas que se han producido en beneficio de la imagen de Extremadura: 'Enclave 92', durante la Expo, y los Premios Europeos Carlos V de Yuste. Dirigir cada dos años el programa de concesión de estos premios que gozan de un prestigio extraordinario, conciliando diferentes administraciones: la europea, la estatal y la autonómica, soslayando intereses contrapuestos y protagonismos difícilmente conciliables, ha sido una obra casi milagrosa. El resultado está en la memoria de todos: Helmut Kohl, Gorbachov, Simone Veil, Felipe González, Jacques Delors, Javier Solana, Wilfried Martens, Sampaio , y académicos de tanto prestigio mundial como Umberto Eco, Jose Saramago, Rostropovich, Hans Kung, Alain Touraine, Paul Preston , premios Nobel, etc., gentes que, sin dispendios, gozaron de Extremadura y se interesaron por su historia y su realidad. Es admirable, y probablemente irrepetible, la nómina, no de celebridades, sino de autoridades mundiales que han pronunciado el nombre de Extremadura y de Yuste, gracias a la actividad incansable de Antonio Ventura.

Existe otra vertiente no menos importante en la biografía pública del homenajeado: su dedicación a crear y potenciar la sociedad civil, a extender el tejido solidario en todos los campos en los que el hombre actúa, desde el político, al cultural, e incluso al asistencial, a través de asociaciones, fundaciones o cualquier otra clase de agrupamiento. Lo ha demostrado al frente o alentando la constitución de asociaciones de y para discapacitados, promoviendo la cultura popular, la música, las artes y especialmente la reflexión. Este es para mí el mayor mérito de Antonio Ventura hasta la fecha. Lo ha hecho, y lo ha ejercido, en una tierra proclive al proteccionismo y a la pasividad, donde la ciudadanía tiende, desde hace siglos, a que otros, desde el poder, le solucionen la vida y los problemas. Pero la biografía de Antonio Ventura Diaz no está cerrada. Muy probablemente su dinamismo y su generosidad le van a empujar de inmediato a acometer nuevos proyectos solidarios. Creo, lo aseguro, que está por llegar lo mejor de la aventura solidaria de este hombre excepcional. Con el homenaje a Antonio Ventura, muchos nos sentimos reconfortados, convencidos de que su estilo y su trayectoria no deben quedar olvidados.