La Guardia Civil, a través del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), ha comenzado a denunciar la aparición de reses muertas en los campos de Extremadura, un hecho que está prohibido desde el pasado día 1 de mayo, cuando entró en vigor un nuevo reglamento a cumplir en todo el área de la Unión Europea que obliga a retirar y gestionar adecuadamente los cadáveres de todos los animales de granja prohibiendo su enterramiento como norma general.

Para llevar a cabo este reglamento los agentes de la Guardia Civil están visitando a los ganaderos en sus explotaciones para advertirles y comunicarles que la próxima vez serán sancionados con fuertes multas.

Los orígenes del reglamento se remontan a hace aproximadamente tres años, y hasta ahora no se podían enterrar cadáveres de la especie vacuna por el problema de la EEB; es decir, la idea surgió como medida preventiva a los casos de las vacas locas . Sin embargo, a partir de mayo este reglamento es aplicable a todo tipo de animales, lo que hace muy difícil poder cumplirlo en la región, ya que según explicó a EL PERIODICO EXTREMADURA el secretario regional de UPA-UCE, Lorenzo Ramos, "en Extremadura no hay infraestructuras suficientes para poder recoger los animales y destruirlos".

En el caso del vacuno es más sencillo, porque a través del método denominado vacabus los animales muertos se llevan a la incineradora que hay en Madrid. Por el contrario, Ramos aseguró que en la cabaña de ovino y caprino las muertes de los animales no se pueden controlar en Extremadura, ya que es una región que cuenta con una ganadería extensiva y con una gran multitud de fincas en las que suceden muchos casos "en los que las ovejas y las cabras se mueren sin que el ganadero se dé cuenta hasta pasados dos o tres días".

La única solución para estar dentro de la ley, a juicio de UPA-UCE, es pagar a alguien que se haga cargo de los cadáveres, caso de que exista, o adquirir un método de incineración en la misma explotación, algo que, aparte del coste económico, también tiene problemas legales.

ALTERNATIVAS

Es por ello que sea necesario buscar medidas alternativas a la incineración como algún método de "enterramiento en condiciones, en fosas que den garantías de que no va a haber ningún tipo de problemas", como propone Lorenzo Ramos, ya que es un problema bastante delicado que preocupa no sólo en Extremadura, sino que la cuestión es en gran parte competencia de las demás comunidades autónomas.

Por otra parte, Ramos indicó que el hecho de que no se respete que los animales muertos permanezcan en el campo implica el riesgo añadido de que las aves carroñeras, que se suelen alimentar de los cadáveres de los animales, se queden sin alimento y como respuesta ataquen a los animales vivos, especialmente a las crías. Esto supone un factor perjudicial tanto para los ganaderos como para el paraje natural extremeño, que es uno de los pocos que aun cuenta con aves rapaces de esa especie y que se debe conservar.