La situación aún no es alarmante, pero hay una gran sensación de incertidumbre". Anastasio Marcos, presidente de la Sociedad Cooperativa Apihurdes, resume con estas palabras el momento que vive el sector apícola extremeño, en alerta por el repunte de la mortandad de las abejas que se está produciendo en los últimos meses. Su mayor temor: que se repitan las pérdidas del 2005, cuando a nivel internacional y sin que aún se conozca el motivo desaparecieron el 40% de las colmenas, lo que en Extremadura provocó unas pérdidas cifradas en más de nueve millones de euros. Actualmente, en torno a un millar de familias viven de la apicultura en Extremadura, que es la primera productora mundial de polen (unas 600 toneladas) y la tercera del país en producción de miel (cinco millones de kilos).

Para todos ellos ya han comenzado a saltar las alarmas, como consecuencia de la desaparición de las primeras colmenas en algunas explotaciones. Esto ocurre, detalla Marcos, "cuando las colmenas se quedan sin abejas, porque las obreras (sin las cuales el resto no puede vivir) desaparecen inexplicablemente". El problema no es nuevo. De hecho, detalla el máximo representante de Apihurdes, "desde el 2000 llevamos invirtiendo mucho dinero, muchos fondos europeos sobre todo, en intentar averiguar por qué desaparecen las abejas".

VARIAS HIPOTESIS Como consecuencia de los diversos estudios que se están llevando a cabo para tratar de resolver esta incógnita, hay varias hipótesis. Una de ellas, la que maneja como principal el Centro Apícola de Marchamalo (Guadalajara) --una referencia a nivel nacional--, es la acción de un parásito de origen asiático, el nosema ceranae , que provoca la muerte de la abeja. Otros investigadores defienden que se trata de un fenómeno multifactorial, motivado por el uso masivo de plaguicidas o el clima, entre otras causas.

Lo cierto es que, sin que hayan logrado identificarse los motivos, hace cuatro años desaparecieron en torno al 40% de las colmenas que existen en todo el mundo, especialmente en países como Estados Unidos o Argentina, pero también en España y, por tanto, en Extremadura. Así lo explica el presidente de la sectorial apícola de Unexca y de la cooperativa de segundo grado Euromiel, José Antonio Babiano, que añade que "al año siguiente, la incidencia fue menor y el 2007 fue bastante tranquilo en España, pero ahora hay un rebrote de la mortandad".

Así, resalta Marcos, las explotaciones extremeñas han empezado a perder colmenas: "Si un asentamiento medio tiene 80 colmenas, se están quedando sin abejas unas 10, lo cual aún no es grave, pero sí preocupante". En la misma línea se manifiesta Babiano, que estima que entre un 15 y un 20% de las más de 300.000 colmenas de la región pueden estar afectadas, si bien señala que son "determinadas explotaciones, no todas". Ambos lamentan la incapacidad de respuesta del apicultor, por desconocer la causa del problema, pero confían en su futura resolución y en la continuidad del sector.