¿Tiene alergia? Pues los smartphones pueden ser unos buenos aliados, si no para aplacar los síntomas, sí al menos para atenuar en la medida de los posible su aparición evitando el foco del problema. Un equipo de la Universidad de Extremadura trabaja desde hace dos años en una aplicación (APP) que localiza las principales plantas alergógenas que hay en las inmediaciones de la zona en la que nos encontramos (se puede elegir un radio de entre 100 metros y diez kilómetros) y que permite definir itinerarios en los que se esquiven las zonas más problemáticas. La aplicación, que aún no está desarrollada al cien por cien, ya funciona (aunque con algunas limitaciones) y se puede descargar a través de las plataformas más habituales para Android como Play Store (https://play.google.com/store/apps/details?id=com.javgueram.aerouex).

El profesor de la Escuela Politécnica de Cáceres Santiago Fernández Rodríguez, es el investigador principal de ese proyecto, titulado ‘Integración de modelos predictivos de la presencia del polen alergénico en el aire de Extremadura y geolocalización de sus fuentes en aplicación móvil’, que en esencia es una extensión del proyecto Aerouex, que puso en pie hace 25 años la Universidad de Extremadura. La iniciativa, en la que trabajan una decena de personas, estará plenamente desarrollada en un año, según estiman los impulsores.

También en sms

Antes de que se desarrollara esta aplicación, los promotores de Aerouex comenzaron a compartir información aerobiológica de forma periódica y, durante el período de máxima polinización, a través de mensajes automáticos a los teléfonos móviles. Esta opción sigue activa (funciona en la actualidad y parta acceder a ella basta con dejar el número de teléfono en la web de Aerouex) y desde el pasado mes de abril ha ido mandando mensajes con las concentraciones de polen registradas para gramíneas, plátanos, llanteras, o encinas según el momento y la tendencia. Los datos se toman de las estaciones aerobiológicas que tienen en Badajoz, Don Benito, Plasencia y Cáceres (esta última funciona de forma más discontinua por falta de personal).

«Procesar los datos es el trabajo más pesado porque puede llevar varias horas al día analizar una única muestra», destaca Rafael Tormo, que dirige este grupo de investigación que lleva 25 años analizando las muestras de los captadores de pólenes. «En estadística, 25 años no es nada. Pero se aprecia una tendencia a que se adelante la polinización y, en el caso de las herbáceas, que se acorte», dice Tormo. Eso se traducirá en «menos días con síntomas, pero más intensos», afirma.