"Nos han vendido la moto de que la liberación de la mujer pasa por trabajar fuera de casa", denuncia una de las alumnas del Curso de formación de formadoras y formadores en violencia contra las mujeres del ámbito sociosanitario . "Yo no voy a trabajar para realizarme, voy por los garbanzos", confirma otra. Están inmersas en un debate sobre el proceso de socialización de la mujer y cómo este influye para generar su identidad. Esta actividad les conducirá al germen del maltrato machista.

"Se asigna predominantemente a la mujer un papel de cuidadora, que conlleva una cierta subordinación. De ahí a la agresión hay un paso", explica Susan Silva, una de las coordinadoras del curso que hasta el jueves se imparte en la Casa de la Mujer de Cáceres. La primera jornada se dedicó ayer a fijar las bases socioculturales de las relaciones del maltrato, cuyo origen está en ese rol de "cuidadora, madre..." que se inculca a las niñas y que aún, pese a la progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral, aún no se ha logrado superar.

En las sesiones siguientes abordarán, continúa Silva, "la entrevista clínica --es decir, cómo detectar el maltrato en los pacientes, qué tipos hay y cómo actuar ante esta situación-- y diversas técnicas para puedan transmitir todos estos conocimientos, puesto que este es un curso de formación para formadores". Se trata de la primera iniciativa de estas características en la región, según confirman en la Casa de la Mujer de Cáceres. "Hasta ahora, habíamos abordado la prevención y atención a la violencia de género, pero no habíamos preparado nuevos profesores", apuntan.

Por ahora, 25 profesionales del ámbito sociosanitario --medicina, enfermería, trabajo social...-- son los primeros en enfrentarse a ese reto. Y lo hacen convencidos de que queda mucho camino por recorrer en el campo de la igualdad de género. Empezando por la falta de paridad en el propio curso (23 mujeres por dos hombres) y siguiendo por la educación e incluso el propio lenguaje. "La mujer no se ha incorporado al trabajo, sino al mundo laboral; trabajando lleva muchísimo tiempo", puntualiza una de las participantes en el debate.

Ese tipo de detalles, consideran, son los que dan pie a que ciertos hombres se piensen legitimados para maltratar a sus parejas. Y ese tipo de detalles son los que, como formadores, pretenden no solo denunciar, sino enseñar a denunciar. No en vano, y desafortunadamente, la violencia de género no es un fenómeno en retroceso, como demuestran las desoladoras noticias que periódicamente aparecen en los medios de comunicación sobre este tema.

De hecho, la directora del Instituto de la Mujer de Extremadura, María José Pulido, aprovechó ayer la inauguración del citado curso para alertar del creciente número de adolescentes maltratadas por sus novios, informa Efe. Según Pulido, son jóvenes de 13 y 14 años que están enamoradas, o creen estarlo, de chicos que se consideran superiores a ellas solo por ser hombres y que les manipulan hasta decirles qué deben hacer o qué ropa ponerse.