Mide casi dos metros, rubio, de cara sonrojada y charlatán. Apenas acierta con los tiempos verbales en castellano, pero Pieter Jan habla un perfecto inglés y holandés, su lengua materna. También alemán. Callado, su aspecto levanta sospechas, cuando habla las dudas se convierten en certezas. Y entonces vienen las preguntas: "¿pero qué hace un extranjero en Extremadura? ¿pero por qué quieres quedarte? ¿pero...? Me sorprende que a la gente le llame tanto la atención", dice.

Nacido en Rotterdam hace 48 años, las respuestas a estas preguntas son sencillas: "amo la paz de Extremadura y amo a mi esposa, cacereña", con la que se casó en el 2011. Se siente "extremeño de corazón" y aunque lleva poco más de cinco años en la región, se ha convertido ya en un gran embajador. Todas las semanas participa en un programa de la radio nacional holandesa, BNN, que escuchan 200.000 personas en el que cuenta cómo es la vida tan lejos de su país natal. ¿Y cómo es a sus ojos? "Perfecta. Me encanta la paz y la tranquilidad de Extremadura, la naturaleza y la gastronomía". Tanto que no piensa volver a Holanda. "Yo quiero morir aquí".

--¿Cómo llegó a Extremadura?

--No había oído nunca hablar de esta región. En Holanda me dediqué mucho tiempo a hacer reformas en viviendas y me llamó un amigo para rehabilitar una casa de dos inglesas en Santa Marta de Magasca. Buscaba un cambio y me vine sin pensármelo en el 2008. El primer año fue horroroso porque aquí es todo muy diferente y tuve mucho estrés. Pero preparando los papeles de autónomo conocí a una mujer que me presentó a su amiga, la que ahora es mi esposa. Nos casamos en el 2011.

--Y ya tiene claro que quiere quedarse aquí para siempre...

--Sí, voy tres o cuatro veces al año a Holanda a ver a mi familia, pero ya no me gusta nada. Pasó a la historia. Cuando estoy allí tres o cuatro días quiero volver. Me encanta la vida aquí. Ahora trabajo de jefe de mantenimiento en un colegio.

--¿Qué costumbre española le gusta más?

--Salir a comer fuera, tomar los vinos de la tierra, que son muy buenos y mucho más baratos que en Holanda. Ir a un restaurante una noche allí supone mínimo gastarte 100 euros, aquí puedes hacer lo mismo por 30. La siesta diaria también me gusta, dormir una hora después de comer sienta bien.

--Dice que ha sido un gran cambio, ¿qué es lo que más le ha llamado la atención?

--Me parece muy curioso el tema del inglés. Aquí todo el mundo lo estudia, pero nadie lo habla, es extraño. También creo que se conoce muy poco Extremadura y tiene oro para el turismo. Falta proyección.

--¿Cómo reaccionaría la sociedad holandesa a la imputación de un miembro de la familia real como ocurre en España?

--Los casos de corrupción se ven normales en los países del sur como España o Grecia, en Holanda no es posible que pueda pasar nada de eso. Hay mucho más control en la economía del país, también hay dinero negro, pero mucho menos. Aquí por ejemplo vas a una empresa y te preguntan si quieres factura o no, allí te la dan y no te preguntan.

--¿Qué tasa de paro tiene Holanda actualmente?

--Está por el 12%. Allí no hay crisis ni tantos funcionarios como aquí y las ayudas del Estado duran mucho más que aquí.

--¿Cómo es la enseñanza?

--La educación es obligatoria hasta los 16 años, como aquí, pero el nivel de los alumnos españoles es mucho más bajo. Lo dicen los estudios internacionales y se nota. Allí no hay chantajes y los profesores son muy respetados.

--¿Tiene tanto protagonismo el fútbol como aquí?

--A mí no me interesa nada el fútbol, pero en Holanda también tiene mucha importancia este deporte. Es normal. Hay gente muy loca. Yo voy siempre con España en los Mundiales.

--A priori, ¿qué diferencias políticas existen entre ambos países?

--Lo principal es que allí hay muchos partidos minoritarios que necesitan formar coalición, no es posible que llegue a gobernar uno solo como aquí. El presidente holandés es un hombre joven, dinámico y a Rajoy lo veo un poco cansado ya de la política.

--En el programa de la radio holandesa en el que colabora, ¿qué cosas interesan de Extremadura?

--Allí la gente no conoce Extremadura, yo tampoco sabía ni que existía hasta que vine. Cada semana hablamos de un tema diferente porque las cosas son muy distintas. Por ejemplo, cuando alguien fallece aquí se puede enterrar a las 24 horas, en Holanda tienen que pasar siete días. Nos diferencian más cosas de las que pensamos, por eso estoy dispuesto a que los lectores pregunten las curiosidades que tengan.