Nervios, inseguridad, sonrisas y lágrimas. Estas fueron algunas de las reacciones que mostraban los rostros de los primeros examinados para acceder a las plazas que oferta la Junta de Extremadura.

La prueba tuvo lugar ayer en la Escuela de Administración Pública de Mérida, a la que se presentaron unos 40 opositores del grupo A --titulados universitarios-- de los 59 que estaban inscritos. De ellos solo cinco afortunados conseguirán las plazas de arqueología y antropología para las que optan.

El examen se dividía en dos preguntas a desarrollar de los cuatro temas propuestos entre el centenar que incluía el temario. "No ha sido complicado, a pesar de que se ha cambiado el sistema con respecto a años anteriores, que se hacía tipo test", comentó Candela Chaves, licenciada en Historia. Este cambio en la modalidad del examen ha sido uno de los aspectos más polémicos de esta convocatoria de empleo, ya que según los sindicatos y el PP esta decisión podría perjudicar a aquellos estudiantes que habían empezado a prepararse la prueba antes de que se comunicase el cambio.

Sin embargo, para Candela "el modelo desarrollo es mejor ya que es como se preparan a los alumnos de la Universidad". Esta licenciada en Historia, que reconoció que no hizo el examen todo lo bien que esperaba, confía en que puede conseguir una de las plazas de arqueología disponibles.

Después de varios meses estudiando, y tras realizar la prueba teórica, los estudiantes pudieron por fin relajarse y comentar su experiencia en la cafetería del edificio.

En los próximos días, todos los que se examinaron ayer se verán las caras con el Tribunal, al que leerán su trabajo y será a finales de octubre cuando se conozcan los nombres de los que ocuparan las plazas.