En los últimos días casi todos los políticos y agentes sociales han hablado de pactos o los han propuesto, e incluso parece que el Rey también está por la labor. Se proponen pactos de Estado, por el empleo, por la reactivación económica e incluso Pactos de la Moncloa II, idea que recuperaba el lunes el presidente Monago tras su escaso éxito de hace un año. Todos están a favor, salvo el que tiene la sartén por el mango, el presidente del gobierno, que dice que el único pacto es que los demás apoyen su política porque es la única posible. Pero la postura de Rajoy no es el único obstáculo para el pacto ni el más grande: no ayudan ni la situación política ni el momento. Primero porque Mariano Rajoy no necesita pacto alguno: el PP dispone de una amplia mayoría absoluta en el Congreso y el Senado, además de gobernar la mayoría de Comunidades Autónomas y grandes Ayuntamientos. Puede aprobar casi lo que quiera, así que pactar su política económica sería evidenciar una debilidad que sobre el papel no tiene, además de reconocer que se ha equivocado. Luego está el PSOE, que no quiere, ni mucho menos, cargar con el peso de las duras decisiones económicas del gobierno ni compartir su desgaste: bastante tiene con el último año y medio de Zapatero como para hacerse corresponsable de más recortes o de la reforma de las pensiones, que es uno de los mini pactos que sí admite Rajoy. ¿Y el resto? Ni UPyD ni IU comparten el grueso de la gestión del gobierno, y vistas las últimas encuestas, no saldrán en la foto con Rajoy y Rubalcaba ni a tiros. CiU está a otras cosas, visto lo visto con Mas , y sólo el PNV o UPN podrían entrar en juego. Demasiado poco para un 'Pacto de Estado', que requeriría además del visto bueno de Merkel y la troika. ¿O nos atreveríamos a llevarle la contraria?

En Extremadura sí tenemos mucha experiencia de pactos. En la anterior legislatura Fernández Vara y Monago lo pactaron casi todo: reforma del Estatuto de Autonomía, Ley de Educación y hasta el Pacto Social y Político, una guía de reformas para los próximos años del que no se ha vuelto a hablar. Pero ni un acuerdo en medidas concretas de economía o empleo, un área en el que las críticas de la oposición fueron devastadoras. Estos pactos, que salvo en el Estatuto Fernández Vara no necesitaba, terminaron pasándole factura en las elecciones de 2011, como criticó después Rodríguez Ibarra : no cumplió con sus electores al pactar asuntos clave, difuminó la línea que separa ambos partidos e "hizo un hombre" a Monago con tanta foto de apretón de manos. Nada que ver con el ex presidente, que solo recibió dos veces a Carlos Floriano en 7 años.

XAHORA SE ABREx en la región una puerta al acuerdo, aunque parece demasiado pequeña para que entren todos. Tanto Monago como Vara piden diálogo "sin líneas rojas, azules o amarillas", aunque cada uno ha ido poniendo previamente las suyas. Monago, como Rajoy, diciendo que el único camino es el suyo y que las propuestas del PSOE son del pasado, y Vara reclamando, antes de hablar, la rebaja inmediata (no para 2014) del canon del agua y la devolución del copago farmacéutico a los pensionistas, por no mencionar su propuesta de crear 25.000 empleos públicos. Una propuesta que ve con buenos ojos Izquierda Unida, tanto que la va a estudiar con los socialistas para presentarla conjuntamente en el parlamento y sacarla adelante entre ambos. Será, si no cuenta con el apoyo del PP, un papel tan mojado como la declaración soberanista de Cataluña.

Aristóteles definió la política como "el arte de lo posible", y no se descarta el pacto, aunque parece que en este caso el filósofo griego no acertará: el PSOE se quedaría sin el principal flanco de crítica y oposición a la Junta, y el PP echaría por tierra todos sus esfuerzos de estos dos años por dejar a Vara fuera de las fotos, hasta el punto de decir ahora que no es un interlocutor válido. Y luego está la relación personal entre el Monago y Vara, que quedó muy tocada en la primavera de 2011 y no se ha recompuesto desde entonces. De hecho, la facilidad con la que alcanzaban acuerdos ha pasado a mejor vida, y esta semana hemos tenido algunos ejemplos. En la Ley de Renta Básica, como ya augurábamos en estas líneas hace mes y medio, el PSOE se quedó fuera de juego ante el acuerdo de PP e IU en las enmiendas parciales de la coalición. Y qué decir de la fallida reforma del Estatuto de Autonomía para rebajar el número de firmas necesarias para presentar una Iniciativa Legislativa Popular. Hace 10 meses los grupos pequeños, IU-V-Siex, EU y PREX-CREX presentaron la propuesta de bajar al del 5 al 3% el tope para entrar en la Asamblea, con el aval del PP pero no del PSOE. Los socialistas se abstuvieron, alegando que no se había negociado, y la propuesta, que necesitaba su apoyo, quedó en nada. Ahora ha sido el PP el que ha tumbado con su abstención la iniciativa del PSOE por falta de acuerdo previo. "Donde las dan las toman", debió pensar alguno. Más escollos en el camino, digo yo.