"¿Cuándo las mujeres no han estado en crisis?" Era la máxima que se repetía una y otra vez el pasado viernes en la Asamblea de Extremadura cuando el Salón de los Pasos Perdidos acogía las jornadas Mujeres en un contexto de crisis global , organizadas por la asociación femenina Malvaluna.

Alrededor de 200 mujeres acudieron a la Cámara autonómica para debatir sobre la situación de la mujer en la actualidad, su forma de vivir la crisis y de sobrevivir en un mundo prácticamente tomado por hombres. Al acto también acudieron diversas personalidades del mundo político extremeño, como el presidente del Parlamento, Juan Ramón Ferreira, o el alcalde de Mérida, Angel Calle.

Y todos coincidieron en afirmar que para la mujer, es muy difícil sobrevivir en un contexto de crisis global, aunque mostraron un verdadero optimismo hacia el cambio. Durante su intervención, Ferreira destacó que es "obvio" que el modelo económico, social y cultural tradicional "ha hecho que la mujer estuviera relegada en la vida social y laboral", lo que ha provocado que desde las administraciones se haya hecho "un gran esfuerzo" para elaborar políticas que faciliten la desaparición de esas "desigualdades".

Y el edil emeritense destacó "la gran labor" que desde siempre han realizado mujeres trabajadoras cuyo trabajo no es reconocido, y afirmó con rotundidad que "la crisis es el momento para sacar lustre y brillo a los principios".

Pero en el acto, sin duda, ellas fueron las protagonistas, y así lo demostraron. La abogada de la asociación Malvaluna, Marisa Tena, confirmó a este diario que "las jornadas se han organizado para dejar claro que las mujeres no tenemos nada que ver con la crisis, y porque siempre estamos haciendo propuestas que no son tenidas en cuenta", afirma.

En las jornadas, según marisa, "también se intentarán aportar soluciones desde la óptica nueva de revisar, por ejemplo, el PIB, donde no se incluye el trabajo de la mujer, o las encuestas de población activa, donde todavía se nos sigue considerando población no activa. Y si un país no tiene en cuenta la calidad de vida o los índices de igualdad para medir su riqueza, es porque necesita nuevos indicadores. Y esto es lo que pedimos aquí, que estas cuestiones se pongan sobre la mesa", concluye Marisa.