La Asamblea de Extremadura sí ha aceptado como diputado de Cs a Fernando Rodríguez Enrique, expulsado del partido. De este modo, ya forma parte del grupo parlamentario.

El nuevo coordinador regional, David Salazar, ha explicado esta mañana en rueda de prensa que van a presentar un recurso de amparo a la Mesa de la Asamblea para revertir esta situación.

Rodríguez Enrique -que entró tras la marcha de Cayetano Polo- fue expulsado por autonombrarse presidente del grupo parlamentario sin ni siquiera haber jurado todavía su acta de diputado y dejando de lado a Salazar, elegido desde Madrid. Junto a tres diputados, Marta Pérez Guillén, Joaquín Prieto y José María Casares, presentó un organigrama en la Asamblea diferente al propuesto desde la dirección general del partido. Esos otros tres diputados tienen advertencia de expulsión "si no cambian de actitud".

En una entrevista con El Periódico Extremadura, el vicesecretario general adjunto de Cs, José María Espejo-Saavedra, ya adelantó que si la Asamblea aceptaba a Rodríguez como representante de su partido emprenderían todas las medidas legales hasta llegar al Tribunal Constitucional.

Salazar ha subrayado que aceptar a Rodríguez como diputado de pleno derecho "es perjudicial para el partido y para los extremeños que depositaron su confianza en Ciudadanos". "Aceptar a un tránsfuga conllevaría que tendría todos los derechos y ninguna obligación", ha agregado.

No obstante, Salazar ha dicho que seguirán buscando el entendimiento dentro del grupo parlamentario y ha planteado que si Rodríguez se siente de Ciudadanos que acate lo que dice el partido.

En este sentido, ha dejado la puerta abierta a su regreso si cumple con las normas de la formación naranja y las decisiones que ha tomado la dirección nacional, ya que ha recordado que en Cs "ha habido gente que se ha ido y ha vuelto".

Desde el propio partido manifiestan: "El tránsfuga se beneficia de todo aquello que la pertenencia al grupo le reporta tal como los beneficios económicos, despacho, exclusividad, e, incluso, escaño, pero, en cambio, no tiene que soportar las cargas que están vinculadas a aquellos beneficios, tales como la sujeción a la estrategia, política e ideología del partido, en cuyas filas concurrió a las elecciones, así como a la disciplina del grupo y a la del partido".

Asimismo, hablan de "robo de siglas".