La Religión católica pierde fuelle en las aulas extremeñas. En apenas cinco años, la materia pierde más de 15.000 alumnos pese a que el número total de matriculados en los centros de la región solo descendió en mil estudiantes. Un descenso estructural, que ha hecho que se pase del 81% del alumnado en el curso 2006-2007 al 72% del curso actual, según los últimos datos facilitados por el Ministerio y la Consejería de Educación --aunque los de los últimos dos cursos aún son provisionales--.

La caída en picado de la Religión en las aulas se debe principalmente al desapego del alumno conforme promocionan de curso. Así, mientras este año nueve de cada diez alumnos de Infantil y Primaria (89%) cursan Religión católica, en la ESO ya solo eligen esta materia opcional desde el año 1979 --pero de carácter obligatorio para los centros-- casi cinco de cada diez alumnos (56%), y en Bachillerato, solo tres de cada diez estudiantes (28%). Por contra, hace una década casi todos los alumnos de Primaria elegían esta materia, el 70% en Secundaria y el 48% en Bachillerato.

Para el presidente de la Asociación de Profesores de Religión de Extremadura (APREX-FEPER), Jesús María Losada, el descenso es constante y no se trata de un fenómeno nuevo, pero que preocupa ahora más en el caso de la Secundaria, más reciente, donde existen alternativas a la materia y el alumno comienza a decidir por sí mismo porque ya no tienen la presión de los padres, que sí existe en Primaria. En Bachillerato además, alienta el hecho de no tener clase alguna si no se optar por la materia de Religión.

"El descenso del alumnado se debe a varios factores, entre los que destacan el proceso de secularización de la sociedad y la configuración de la propia asignatura en el sistema educativo, que no tiene reconocimiento académico". Por ello, la materia queda "reducida a los vínculos tradicionales de la religión y cerrada a los aspectos más culturales de la enseñanza", señala Losada. Otros lastre es la confesionalidad de la materia, según el presidente, porque "genera demasiados perjuicios". "Sería necesario configurar la asignatura con contenidos de cultura religiosa desde una perspectiva no confesional", insiste.

Si hay algún perjudicado en la sangría de alumnos en estas clases, además de la Iglesia, es el profesorado que se encarga de impartir la materia, aunque los datos digan los contrario, puesto que en el último curso se ha pasado de 1.090 profesores de Religión a 1.256, según datos de la Consejería de Educación. Para Losada, esto se explica porque no existe una clara definición de los puestos de trabajo y siguen cubriéndose las vacantes a costa de reducir las horas de trabajo.

Y mientras los alumnos de Religión descienden en Extremadura, la región continúa siendo una de las comunidades donde más se estudia Religión, según un análisis del ministerio con datos del curso 2008-2009. En Primaria lo hacían entonces el 93% de los escolares frente al 54% del País Vasco; en la ESO el 63% frente al 33% de Cataluña; y en Bachillerato un 52% frente al 24% de Cantabria.

Por otra parte, en contra de lo que ocurre con la doctrina católica en las aulas, la Religión Evangélica, que se oferta en algunos centros extremeños desde 1992, sigue ganando adeptos. En este curso son 433 los escolares que cursan esta enseñanza tanto en Primaria --415 alumnos-- como en Secundaria --18--, 170 más que un año antes. De su formación se encargan en la región siete docentes.