¿Dónde acude una persona cuya enfermedad mental le impide acceder al mercado laboral, pero que ha superado la fase de rehabilitación psicosocial? Esta es la pregunta a la que se enfrentan muchos extremeños aquejados por este problema y sus familias que son, en la mayoría de los casos, quienes se hacen cargo de estas personas.

"Muchas de estas no tienen más remedio que volver a sus casas, al no estar preparados para desempeñar un empleo", explica Urbano Nuñez, presidente de la Federación Extremeña de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Feafes). "Pero también tienen otras habilidades que deben desarrollar, sobre todo porque les ayuda a sentirse útiles", puntualiza.

Por ello, su mayor reivindicación es la creación de espacios alternativos a los que estos pacientes puedan acudir una vez que superan la rehabilitación psicosocial y consiguen el alta en los CPRS. "Necesitamos recursos para sostener iniciativas como los clubs de ocio, donde los enfermos mentales llevan a cabo distintas actividades y, fundamentalmente, para relacionarse".