Una media de tres conductores se ven sorprendidos cada día en las vías interurbanas extremeñas por un animal que invade la calzada provocando un accidente. Jabalíes, ciervos o perros estuvieron detrás de 1.103 siniestros de tráfico en Extremadura durante el año pasado, una cifra que supone más de un 70% de crecimiento respecto a la que se contabilizó en el 2012, cuando fueron 643.

Y eso a pesar de las duras restricciones que se impusieron a la movilidad por carretera a causa de la pandemia durante buena parte de esos doce meses. Si la comparación se establece con un año ‘normal’, el 2019, que acabó con 1.390, los percances de este tipo se han multiplicado por más de dos. «Desde nuestra experiencia particular, el incremento ha sido importante en los últimos dos años con respecto a los anteriores. Hemos pasado a tener un 60% más de siniestros, causados fundamentalmente por especies cinegéticas», precisa Aitor Villegas, director de una agencia de seguros, quien considera que en el origen de esta evolución está posiblemente el incremento en la población de algunos de estos animales silvestres y «sus movimientos para alimentarse, sobre todo cuando no son cotos de caza».

Las estadísticas de la DGT apuntan en esta dirección, ya que el grueso del aumento de la siniestralidad se concentra en estas especies. En estos ocho años la accidentalidad que ocasionan se ha disparado en torno a un 200%, hasta totalizar 735 percances. Los jabalíes son con diferencia la principal ‘bestia negra’ de las carreteras extremeñas, con 361 atropellos el ejercicio pasado, un 124% más que en el 2012. «Son los accidentes que tenemos con mayor frecuencia. En ellos los daños tanto corporales como materiales suelen ser muchos, ya que con este tipo de animal la colisión es muy importante y los ocupantes suelen sufrir mayores lesiones», precisa Villegas. Los heridos, agrega, acostumbran a requerir un tiempo de recuperación más prolongado mientras que los desperfectos en el vehículo en «un alto porcentaje» acaban con su declaración como siniestro total. Con todo, aunque menos frecuentes, son los impactos con ciervos las que más se han disparado en este periodo, de 60 a 219.

Coincidiendo con los periodos hábiles de caza, son los meses de octubre a enero los que registran unas tasas de siniestralidad más altas. También ocurre con las regiones donde la presencia de estas especies salvajes es mayor. Castilla y León está a la cabeza, con más de diez mil percances en el 2019 en sus vías interurbanas. Castilla-La Mancha, Aragón o Galicia también superan a Extremadura en términos absolutos en los datos de Tráfico, que incluye información de todas las comunidades autónomas a excepción de Cataluña y País Vasco.

Si bien lo más habitual es que estos accidentes provoquen únicamente desperfectos en el coche, en 24 de los que se produjeron el año pasado en territorio extremeño los daños fueron también de carácter personal, con otras tantas personas heridas, tres de las cuales requirieron hospitalización. En el 2019 hubo que lamentar, además, un fallecido por una colisión con un jabalí.

Hasta el 2014 eran los propietarios de los terrenos cinegéticos o de los cotos quienes debían responder por los daños de estos accidentes. Un cambio normativo hizo que desde ese año sea el conductor el responsable a menos que el percance sea consecuencia de una acción de caza colectiva. Por este motivo, en materia de pólizas de seguro anteriormente a lo que se daba cobertura era a la garantía de reclamación al coto de los daños sufridos, algo que varió al entrar en vigor la nueva ley. Actualmente, aclara Villegas, «en la compañía con la que trabajo es una garantía que incluimos en el terceros más básico, pero no todas tienen la misma política». Si no se dispone de esa garantía, el conductor «debe hablar con su aseguradora para valorar los daños y reclamarlos, pero los procesos de reclamación, en caso de viabilidad, son muy largos y muchos clientes adelantan el dinero de reparación y si el juzgado les da la razón pueden tardar hasta 24 meses en recobrarlos», detalla.

CÓMO ACTUAR

¿Y qué hacer si tenemos un accidente con un animal en la carretera? Lo primero «es inmovilizar el vehículo y señalizar correctamente el accidente con nuestros triángulos -responde Villegas--, y luego avisar a la autoridad competente para que pueda levantar el atestado, ya que en él se reflejaran las circunstancias del siniestro, la situación geográfica, evidencias del accidente, día y hora en que sucede, alcoholemia y toda información que estime para esclarecer lo sucedido. Si no procedemos de esta manera, es más difícil tanto reclamar al seguro por la garantía de animales cinegéticos como reclamar al coto en el caso de no tener la garantía».

El número de percances en los que el animal implicado es doméstico sí que se ha mantenido más estable en la región en los últimos años, con 435 en el 2019 y 325 en el 2020, frente a los 344 del 2012. Estos animales deben estar identificados con un chip o un crotal que permita localizar al propietario y reclamarle una compensación. Siete de cada diez de estos siniestros están provocados por la irrupción de un perro en la calzada, muy por encima del ganado ovino (9,2%) o el vacuno (7,4%).