Ya lo decía el pasado viernes el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy , la economía española levanta cabeza y las cosas empiezan a ir mejor. Al menos van mejor para algunos a los que las cosas tampoco les fueron del todo mal durante lo peor de la crisis económica. Un reflejo de ello es el fuerte incremento del número de sicav (sociedades de inversión de capital variable) en relación al año pasado.

Las sociedades de inversión de capital variable son, como su nombre indica, vehículos de inversión que han acumulado muy mala prensa por aquello de que sus promotores y titulares son gente acaudalada a la que se atribuye un liviano régimen fiscal. Su crecimiento responde a una serie de factores: la amnistía fiscal, que ha aflorado capitales; el retorno de dinero que se desinvirtió en España en lo peor de la crisis, y la baja remuneración que tienen los depósitos bancarios.

En realidad las sicav, en las que manda quien controla el capital, son muy similares a los fondos de inversión que se han generalizado entre los pequeños ahorradores, --gestionados por profesionales--, y gozan de la misma fiscalidad: un 21-27% de los beneficios cuando se hacen efectivos.

De hecho, la cantidad media por titular de un fondo es de 26.000 euros. Y esos instrumentos también crecen porque el pequeño ahorrador huye del depósito bancario sin apenas interés. El crecimiento de las sicav indica que vuelven o se regularizan grandes capitales, y el de los fondos de inversión muestra que el pequeño ahorrador pierde el miedo al riesgo, ahora que las bolsas, con sus más y sus menos, apuntan para arriba.