EDAD 51 AÑOS

NATURAL DE JAEN

TRAYECTORIA HASTA EL PASADO DIA 11 QUE ACCEDIO A SU CARGO DE FISCAL-JEFE DEL TSJEX, HABIA EJERCIDO DE LETRADO EN EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y DE FISCAL EN BADAJOZ, ALICANTE, MALAGA Y CACERES

Hace apenas una semana que Aurelio Blanco es fiscal-jefe del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx), pero ya sabe cuál es su principal objetivo: hacer de la Fiscalía de Extremadura una de las mejores, darle la mayor agilidad y efectividad posible.

Es pronto para asimilar todos los cambios profesionales y personales que esto supone y que ya ha empezado a apreciar. Ahora tendrá menos tiempo para la familia y hay que cambiar de domicilio. Tendrá que trasladarse a una vivienda oficial en el Palacio de Justicia por cuestiones de seguridad.

-- Nuevo en el cargo, pero no en Extremadura. ¿Cómo ve la delincuencia en la región respecto a otras comunidades?

-- Proporcionalmente es inferior a otras comunidades autónomas y, por tanto, plantea menos problemas en cuanto a su cantidad. Por ello, teóricamente Extremadura debería ser un lugar tranquilo, lo que ocurre es que cada vez son más los grupos organizados de delincuentes que llegan hasta nuestra región, dan su golpe, y desaparecen. Esta es una delincuencia que se está detectando mucho últimamente, por lo que ya no sólo nos enfrentamos a la delincuencia interior.

-- De los hechos delictivos que se dan en la región, ¿los más problemáticos o complejos?

-- Los más frecuentes y que más preocupan ahora a la Fiscalía son, fundamentalmente, los delitos de violencia de género, porque son los que quizás ocupan más tiempo con relación a las órdenes de protección y al número de detenidos. Pero hay otros que nos están preocupando, al menos por el incremento que están experimentando. Son los de lesiones, producidos como consecuencia de peleas o agresiones en la calle, bares...; y también los relativos a la falsificación de tarjetas de crédito, que nos preocupan porque técnicamente son muy difíciles de controlar y prevenir.

-- En la violencia doméstica el Ministerio Fiscal tiene un papel preponderante como defensor de la víctima. ¿Se ejerce así, o se trata de forma rutinaria como cualquier otro asunto?

-- Realmente se ejerce ese papel, porque no se trata exclusivamente de tramitar el procedimiento, sino que el fiscal participa activamente en las órdenes de protección, existen fiscales especializados en la materia que hacen seguimientos exhaustivos... Se implican, y mucho.

-- ¿Qué proyectos inmediatos tiene, a corto plazo, para hacer más dinámica la actividad de los fiscales en Extremadura?

-- Sobre todo conseguir dar a los fiscales, en el propio ámbito de la comunidad autónoma, formación en aquellas materias que exigen cierta preparación y especialización, como violencia doméstica, protección del medio ambiente o delitos económicos y contra la hacienda pública.

-- ¿Cómo están hoy las relaciones entre el Ministerio Fiscal y las instituciones? ¿Cree que podría haber causas de tensiones?

-- Yo creo que son buenas. De todas formas mi propósito es mejorar, si es posible, las relaciones con la Junta de Extremadura, establecer unas relaciones de colaboración leales y fructíferas. Y si pudieran existir puntos de fricción en aspectos concretos, intentar limarlos lo más posible.

-- En la Fiscalía de Extremadura parece que las relaciones entre los fiscales son muy fluidas, que no se actúa por directrices marcadas, sino por consenso. ¿Va a ser ésta su política?

-- Por supuesto, aunque puede que en algún momento haya decisiones que se tengan que adoptar rápidamente y que no haya ocasión de plantearlas en la Junta de Fiscales, pero siempre que se pueda se tratarán por todos.

-- Pero entre jueces y fiscales a veces se percibe desacuerdo.

-- Yo no creo que haya puntos de fricción entre ambos, lo que ocurre es que cada uno tiene su misión dentro del proceso. Puede que existan diferencias, por ejemplo, en la interpretación de normas jurídicas o en la resolución de algún asunto, pero para eso está el sistema de recurso.

-- El número de fiscales en la región ha crecido. ¿A qué se debe, al aumento de los asuntos o a la complejidad de los mismos?

-- Fundamentalmente a que hay más. Asuntos complejos hay ahora y había antes, pero mientras que éstos aumentan, no lo hace el número de fiscales, prueba de ello es que desde el 2001, en que yo llegué del Tribunal Constitucional a la Fiscalía de Extremadura, no se ha aumentado la plantilla. La realidad es que ahora mismo tenemos una plantilla limitada para asumir el número de señalamientos que tenemos en la región, que es muy alto.

-- Actualmente hay 43 fiscales en la región. ¿Cuántos más estima necesarios para poder asumir con fluidez todo el trabajo?

-- Yo creo que lo ideal sería disponer de un fiscal por cada juzgado, por cada órgano judicial.