Es una vieja aspiración. Una de las grandes asignaturas pendientes en Extremadura para unos y una conexión innecesaria para otros. Pero más allá de la opiniones, ahora sí, puede empezar a contemplarse como una realidad. Al menos una parte del proyecto para unir Cáceres y Badajoz por autovía ya ha salido del cajón. Las extremeñas son de las pocas capitales de provincia en España que todavía no están unidas por una autovía directa, pero lo acabarán estando. ¿Cuándo? Primero se anunció que estaría lista para el 2011, luego se habló del 2013 y ahora ya nadie se atreve a poner fecha final. Aunque sí se baraja una de inicio de las obras: entre finales de este año y el 2020, pero no más tarde.

Es la previsión después de que el Ministerio de Fomento haya dado el primer paso esta última semana. El Boletín Oficial del Estado (BOE) aprobó el lunes el proyecto de construcción del primer subtramo de la autovía Cáceres-Badajoz: de la A-66 al río Ayuela. Los primeros 13,5 kilómetros de los más de 87 que tendrá la infraestructura. Este último trámite supone que el proyecto de construcción se somete a información pública para realizar las expropiaciones necesarias. Tras el periodo para formular alegaciones, y según los plazos establecidos, los trabajos podrían licitarse a finales de este mismo mes de julio y las obras iniciarse en el último trimestre del año. Son estimaciones, porque nadie se atreve a concretar fechas.

Año 2006: La primera piedra

El expresidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, puso la primera piedra del desdoblamiento de la Ex-100 en noviembre del año 2006. Fueron apenas cinco kilómetros, de Badajoz a Gévora, el embrión, pero aquella actuación sirvió para anunciar el inicio de la ansiada autovía entre Cáceres y Badajoz. Y entonces ya había voces (entre ellas las corporaciones de ambas ciudades) que decían que se iba tarde, que la Junta había tardado demasiado tiempo en admitir «la necesidad» de la reconversión de aquella carretera regional.

Luego se iniciaron los trámites administrativos. Se plantearon hasta tres corredores distintos -en el primer momento hubo incluso un cuarto trazado- y en el 2008 la Junta se decantó por la alternativa que discurre junto a la actual Ex-100: la más directa, la más rápida (41 minutos de recorrido) y la que tendría un menor impacto ambiental.

Se descartaron entonces las otras dos propuestas elaboradas que, al contrario de la elegida, se alejaban de la futura vía de la Sierra de San Pedro (escollo principal al ser Zona de Especial Protección de Aves y Lugar de Importancia Comunitaria): una que planteaba la posibilidad de enlazar la autovía A-66 desde Aldea del Cano con la Ex-100 y desde ahí hasta Badajoz con una autovía paralela hasta la actual carretera; y otra alternativa que se desligaba completamente de la conexión actual y que unía la A-66 desde Casas de Don Antonio con la capital pacense y bordeaba todo el paraje de la sierra de San Pedro.

Decidido entonces el trazado, el siguiente paso fue iniciar la tramitación medioambiental. En marzo del 2009 se publicó oficialmente la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable al corredor seleccionado, con lo que la administración ya podía proceder a adjudicar los proyectos constructivos. Se lanzaron los concursos para realizar esos proyectos en cada uno de los cuatro tramos en que se divide la futura autovía, se le puso nombre (la Ex-A4) y se empezó a hablar de fechas: en el 2013 podría ser una realidad. Pero antes se llamó a las puertas del Ministerio de Fomento en busca de presupuesto, la clave.

El acuerdo con Fomento

A finales del 2009 el entonces ministro de Fomento, José Blanco, vino a Extremadura. Se reunió con el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, y sellaron un compromiso: la Junta pagaría los estudios informativos, la declaración de impacto ambiental, los proyectos de construcción y expropiaciones y el ministerio abonaría los más de 300 millones de euros en los que se cuantificaba entonces la obra. Y una vez concluida la autovía, pasaría a formar parte de la Red de Carreteras del Estado.

Pero tanto aquel convenio como la redacción de los proyectos, que ya estaban concluidos, se aparcaron en un cajón durante años. ¿Por qué? No había presupuesto para pasar del papel. Ni en el gobierno autonómico ni en el gobierno central. Llegó la crisis económica, la unión de las dos capitales extremeñas salió de la lista de prioridades y en el 2016 se dio carpetazo a una década de trámites sobre el futuro de la carretera Ex-100. En julio de ese año, la Junta cerró el trámite administrativo de esta infraestructura con la publicación en el Diario Oficial de Extremadura (DOE) del fin de los contratos con las empresas que se habían encargado de redactar los proyectos de cada uno de los tramos del trazado de lo que sería la Ex-A4. «Actualmente no es una prioridad y no hay disponibilidad presupuestaria ni para este año ni para el siguiente», reconoció José Luis Navarro, entonces consejero de Economía e Infraestructuras.

Trámites a punto de caducar

No obstante, el proyecto nunca se ha descartado por parte de ningún gobierno. «Es una infraestructura necesaria e importante», según la Junta, por eso la incluyó en el último Plan Plurianual de Infraestructuras 2016-2030 (pero con un coste más elevado, superior a los 500 millones de euros). Y parece que ahora, trece años después de aquella primera piedra del desdoblamiento de Badajoz a Gévora (el embrión), el proyecto vuelve a activarse. No es tampoco casual. Algunos de los trámites administrativos ya realizados, como la Declaración de Impacto Ambiental, caducan a finales del 2020. Y eso significa que tanto el trabajo, como el tiempo y el dinero invertido hasta entonces (casi 4 millones) no servirá ya para nada.

Por eso, el Gobierno regional le ha pasado el testigo al Ejecutivo central y este, de momento, ha recogido rápido el guante. Hace apenas dos semanas que la cesión de la carretera se hizo oficial: la Ex-100 ya ha dejado de pertenecer a la Junta y vuelve a ser titularidad del Ministerio de Fomento, recobrando su nombre primigenio, la N-523.

De la Ex-A4 a la A-58

Este traspaso supone, entre otras cosas, que la futura autovía ya no se llamará Ex-A4 como se le bautizó. Su denominación final será A-58, integrándose así en la autovía que ya une Trujillo y Cáceres, a la que ahora habrá que añadir también Badajoz como destino final. «En ningún momento el Gobierno de España ha dudado de que la tienen que pagar ellos», afirmaba recientemente el presidente Fernández Vara. También aseguraba que aquel proyecto que ahora se ha sacado del cajón necesita una actualización y se dan un plazo de seis meses para ello.

Aún así, desde el ministerio se acaba de dar otro paso más. El proyecto del primer subtramo está aprobado por Fomento, publicado en el BOE en fase de exposición pública y, por tanto, casi listo para licitar las primeras obras. Las actuaciones ahora comenzarán desde Cáceres. El trazado completo son algo más de 87 kilómetros y conecta la A-66 a la altura de Cáceres con la A-5 en Badajoz. El corredor se divide en cuatro tramos y al menos seis subtramos (ver gráfico) y el primero sobre el que se actuará será el subtramo que enlaza la A-66 con la Ex-100 hasta el Río Ayuela. Son unos 13 kilómetros, en los que se contempla además de dicho enlace, dos viaductos, ocho pasos superiores y un paso inferior que costarán unos 70 millones. Ahora sí, la autovía entre Cáceres y Badajoz parece que por fin echa a rodar fuera de los despachos más de una década después.