¿Cuándo llegará el AVE a Extremadura? La (ya) eterna pregunta continúa sin respuesta, o a lo sumo con la misma respuesta de hace unos años, y el primer encuentro Vara-De la Serna no ha dado tampoco la respuesta. El AVE sigue estando como estaba, o lo que es lo mismo, no está. Ni va a estar a corto plazo porque el Ministerio de Fomento no se compromete a dar plazos para que el ferrocarril extremeño dé el salto del siglo XX (XIX en algunos casos) al siglo XXI. La reunión de Guillermo Fernández Vara esta semana con el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, no ha supuesto avances en el proyecto más allá de que sigue estando en pie que habrá una línea ferroviaria con mejores prestaciones que en la actualidad. Pero sin fecha.

El único compromiso es que «lo antes posible» pueda estar el tramo entre Plasencia y Badajoz «en un alto rendimiento», según las palabras del ministro tras la reunión mantenida el jueves. Y que en el mes de enero estará en Extremadura para ver en qué estado se encuentran las obras en marcha, los problemas de las que no están y los sobrecostes que pesan sobre esta infraestructura (Adif ha inyectado 14,5 millones en este último semestre para desatascar algunos de los proyectos que estaban paralizados).

Aún así, el AVE no estará desde luego a finales de 2016, la última fecha comprometida por el Ministerio de Fomento en la etapa de Ana Pastor y es poco probable que a lo largo de 2017 tal y como están los trabajos --algunos paralizados sin previsión de que vayan a resolverse en breve--. El horizonte para contar con una conexión más rápida con Madrid se sitúa al menos en 2018 y, si persisten los retrasos, con mayor probabilidad en 2019. Pero más rápida no significa que vaya a ser AVE, al menos de momento, porque lo que se contemplaría para la región es, a priori, un tren de altas prestaciones.

La principal diferencia entre AVE y altas prestaciones radica en la velocidad máxima que pueden alcanzar, que en el caso de las altas prestaciones es menor, por lo que esta se tiende a considerar un escalón intermedio entre el tren convencional y la verdadera alta velocidad.

AVE o altas prestaciones

Para el trazado entre Plasencia y Badajoz, se aprovechará la nueva plataforma para instalar alta velocidad sin electrificar primero y electrificada después, lo que supone que la velocidad máxima sería de unos 200 kilómetros por hora, no los 250 que alcanza el AVE en España. Ese es el compromiso que ya había en 2012 (y que relegaba el AVE al horizonte de 2020), que se mantiene, y que rebajaba la previsión inicial, cuando se aprobaron los primeros tramos.

Todo eso es entre Plasencia y Badajoz. La principal incógnita sigue estando en los planes del Gobierno español para el trazado entre Madrid y Plasencia que es el que menos ha avanzado en este tiempo. Sin mejoras ahí, y sin electrificarlo, no habrá alta velocidad porque no podrían circular trenes eléctricos en todo el trazado, sino trenes híbridos eléctrico-diésel, esto es un tren mejor que el actual, pero sin poder alcanzar las velocidades propias que se prevén para un AVE: a lo sumo altas prestaciones.

Las dificultades han perseguido a esta infraestructura que la región ansía desde hace años como elemento crucial de desarrollo. Desde que se iniciaron los trabajos, han ido avanzando con continuos retrasos, dificultades técnicas y parones a un lado y otro de la frontera.

En el año 2002 se aprobó el primer tramo del AVE extremeño, que estaría en marcha en 2010. Fue la primera fecha que se dio. Después fue 2012, 2015 y Ana Pastor, exministra de Fomento, puso finalmente el horizonte en 2016... En medio de todo eso, la crisis y el cambio de gobierno aparcó el proyecto en Portugal, lo que lapidaba la línea Madrid-Lisboa. Y así en España comenzaron a dilatarse los plazos en el AVE extremeño mientras avanzaban líneas como la de Galicia. Y el problema persiste hoy.

En la región, el principal punto de conflicto en las obras adjudicadas está en los 80 kilómetros paralizados por la negativa de Ferrovial a poner en marcha los trabajos si no se incrementa el presupuesto. Podría haber sido el primer tramo en completarse porque los trabajos que faltan son únicamente la instalación de vías y balasto sobre la plataforma. Hubo conversaciones para desatascarlo este verano y Adif llegó a hablar de un acuerdo para atender la demanda de la empresa, aumentando en 700.000 euros la dotación (tras quedarse con el concurso con una baja del 45%), pero Ferrovial lo rechazó y hoy los trabajos entre Cáceres y Badajoz están en un limbo.

No fue un caso aislado. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) se vio obligado a abrir la pasada primavera conversaciones para desatascar varios proyectos. Junto al intento fallido con Ferrovial, otro de los problemas estaba en la ejecución de la plataforma entre Grimaldo y Casas de Millán (uno de los tramos más complejos, con un túnel de 3 kilómetros) que logró reactivarse en septiembre con un modificado de más de 11 millones. Y poco después se lograban también avances importantes en otro de los retos de esta infraestructura, el viaducto sobre el río Tajo, que avanza en la ejecución de la plataforma.

¿Y las mercancías?

Más allá de lo que la alta velocidad será en Extremadura, al nuevo gobierno le toca resolver «la deuda histórica de España con Extremadura en materia Ferroviaria» como lo calificó el presidente de la Junta en esa reunión del jueves en la que llevó el Pacto por el Ferrocarril con el que fuerzas políticas y sociales han rubricado un frente común por el desarrollo ferroviario. De la Serna deberá abordar si Extremadura deja o no de ser la única región peninsular sin línea de larga distancia desde el año 2012, fecha en la que el Lusitania entre Madrid y Lisboa abandonó el trayecto por Cáceres. Y también desarrollar el transporte de mercancías, lo que requiere de mejoras sustanciales en la línea Badajoz-Puertollano para que este se convierta en paso natural de bienes procedentes del potente puerto de Sines, lo que lleva también a avanzar en la plataforma logística de Badajoz. Esta semana el ministro se comprometió a realizar estudios e inversiones para acondicionar la vía y «garantizar» la circulación. Hay tarea, pero Extremadura tiene cada vez menos tiempo.