Un mes ha sido el plazo necesario para que la finca Las Lomas, sobre la que cayeron las dos avionetas que el pasado 7 de agosto chocaron mientras fumigaban cerca de Santa Amalia, recupere al fin la normalidad. Así lo ha confirmado uno de sus propietarios, Manuel Gómez, quien detalla que las labores de retirada de los restos de cada una de las aeronaves siniestradas se efectuaron los pasados días 6 y 11 de septiembre, respectivamente.

El trágico accidente tuvo lugar sobre un arrozal anegado por el agua (como es propio de estas plantaciones en verano), es decir, una zona de difícil acceso que no solo complicó el rescate de los pilotos implicados --uno de los cuales falleció, mientras que el otro resultó herido grave--, sino también la posterior evacuación de los desechos del accidente. Además, ha sido necesario esperar a que concluyera la investigación y las aseguradoras de las empresas propietarias de las avionetas llegaran a un acuerdo, como ya avanzó este diario.

Una vez resueltos, por tanto, los trámites correspondientes, cuatro operarios acudieron el jueves de la semana pasada a Las Lomas para retirar los restos de la primera de las avionetas, que pertenecía a la empresa Tratamientos Aéreos Lillo. Para efectuar esta tarea en el arrozal, una zona pantanosa a la que no podía acceder la maquinaria pesada, fue preciso contar con la colaboración de los dueños de la finca, cuyo tractor-pala (especialmente equipado para trabajar en este tipo de terreno) ha resultado imprescindible para retirar los desechos.

"Los mecánicos se ocuparon primero de retirar el motor, tras lo cual nosotros trasladamos con nuestro tractor las piezas al camino", explica Gómez. Allí, sobre una pista más firme, las partes más grandes fueron desguazadas y en este área esperaban también los camiones que, posteriormente "transportaron los desechos a las plantas de tratamiento o reciclaje de residuos que correspondiera", detalla. De este modo, se minimizaron, además, los daños que estos vehículos podrían haber ocasionado en el vehículo.

Segundo aparato

El mismo procedimiento se siguió el pasado martes, cuando fue retirada la segunda avioneta, propiedad de la empresa Martínez Ridau. En esta ocasión, fueron tres los trabajadores que acudieron a la finca y que también contaron con la colaboración de uno de los propietarios, que volvió a ocuparse del manejo del tractor-pala. En ambos casos, la duración aproximada de las labores para evacuar los restos de las aeronaves estuvo en torno a las cinco horas.

Así, el único trámite pendiente es el de comprobar si el cultivo resultó contaminado por los productos químicos que transportaban las fumigadoras --sobre todo una de ellas, ya que la otra se disponía a aterrizar precisamente para proceder a su recarga-- en el momento del accidente. Con este objetivo, según Gómez, primero se llevará a cabo un muestreo manual de las espigas en distintos puntos de la plantación y, si no hay signos de contaminación, se cosechará.

No obstante, antes de vender el arroz, este será analizado de nuevo, para confirmar que es apto para el consumo. En caso de que no fuera así --lo que parece poco probable, según los análisis que ya se han realizado--, los propietarios darían parte a las aseguradoras, que se han comprometido a correr todos los gastos. En este sentido, Gómez agradece el trato recibido, ya que "en todo momento hemos estado muy bien informados y no nos han puesto problemas", asegura.