Qué hacer cuando los padres separados de un niño enfermo no se ponen de acuerdo para continuar con un tratamiento agresivo que simplemente servirá para alargar su vida unos meses más? ¿O cuando la pareja de un hombre quiere que éste continúe enganchado a unos cables que le dan la vida mientras que su ex mujer y sus hijos quieren desconectarlo? ¿Se debe hacer un trasplante a una persona que tarde o temprano morirá, sabiendo que ese órgano serviría para que otra viviera perfectamente?

Decisiones sin duda muy difíciles, y a las que los médicos de los diferentes hospitales de la región se han tenido que enfrentar alguna vez a lo largo de su carrera. Pero ellos no son infalibles, y aunque parezca que lo saben todo, en ocasiones tampoco saben qué decisión será la más acertada, teniendo en cuenta que sus actos tienen una fuerte repercusión en las vidas ajenas.

Por ello, para ayudar a profesionales, directivos y pacientes cuando se plantea un conflicto ético importante en temas de salud, existen los Comités de Bioética Asistencial, una figura que el Diario Oficial de Extremadura (DOE) acaba de regular. Se trata de un órgano meramente consultivo, sus decisiones no son vinculantes, pero su importancia reside en que trata temas altamente complicados en la práctica médica.

Existen comités bioéticos en los hospitales de Cáceres, Badajoz y Plasencia, aunque es éste último el que lleva más tiempo funcionando. José María Vergeles, director general de Gestión, Conocimiento y Calidad del Servicio Extremeño de Salud afirma que los tres funcionan prácticamente igual: "no son una figura muy conocida entre la población, y pocas veces son consultados fuera del ámbito profesional, a pesar de la enorme ayuda y asesoramiento que pueden prestar a las familias con enfermos en una situación difícil. Por ello, aunque la mayoría de las consultas son de los profesionales, ahora queremos fomentar esta idea en la población, para que también hagan uso de él".

Javier Martín, director general del Comité de Bioética del Hospital Virgen del Puerto de Plasencia explica que ante estos organismos pueden plantearse los siguientes problemas: órdenes de no reanimar, acciones ante neonatos con minusvalías graves, quién y cuándo desconectar aparatos de soporte vital, o la valoración en la discusión sobre los riesgos o beneficios en caso de trasplantes en pacientes con grandes deficiencias.

Ahora, afirma Javier, "no basta con ser buenos profesionales, hay que ser también profesionales buenos, ya que a diferencia de otras ocupaciones, la Medicina nunca puede contemplarse como un empleo, un oficio o un trabajo. Es una vocación, y como tal, no conoce máximos".

Es precisamente la complejidad de la medicina moderna la que reclama un profesional con algo más que conocimientos científicos, empatía y buena voluntad. Y los problemas que se plantean en ella en muchas ocasiones, tienen una solución que dista mucho de resultar evidente y objetiva.