La progresiva llegada a la edad de jubilación, que comenzará en apenas unos pocos años, de quienes nacieron en las dos décadas de explosión demográfica en España pondrá a prueba la resistencia y la estabilidad del sistema de pensiones español, en el que las generaciones cotizantes son las que financian las pensiones de las ya jubiladas.

«Se necesita que se sigan incorporando personas a la población ocupada para poder mantener los niveles de protección. Y eso se puede hacer de tres maneras: que no se vayan los jóvenes que ya están aquí; con la emigración, que tiene un peso determinante en el mantenimiento de nuestros sistemas de protección, porque quienes llegan a España son jóvenes que aportan cotizaciones; e incrementando la natalidad, y eso solo se consigue mejorando la calidad del empleo. Si la gente tiene un trabajo de buena calidad no tiene problema ninguno en tener hijos», sostiene Ana Isabel González, secretaria de Cooperación y Empleo de CCOO.