Bares, qué lugares... cantaba Gabinete Caligari hace años. Los bares son ya un elemento tan arraigado en nuestra cultura que, aparentemente, no parecen verse tan afectados ni por la crisis económica ni por la del mercado de trabajo. Sobre todo en Extremadura, donde hay 2.045 establecimientos, uno por cada 536 ciudadanos. Cifra que desciende a 461 en el caso nacional, y que convierte a la región en la segunda comunidad con más densidad de bares por habitante en el conjunto del país, según el Anuario Económico de España 2009, elaborado por La Caixa.

Los dueños de los establecimientos más emblemáticos de la región confiesan que a pesar de todo, no está siendo un mal año para la hostelería en Extremadura, "aunque es cierto que hay mucha competencia". Emilio Rey, propietario del restaurante El Pato , situado en la Plaza Mayor de Cáceres, dice que sus clientes provienen sobre todo del turismo nacional: "yo no he notado la crisis, y me gustaría que para todos los hosteleros fuera igual, porque sé que cuando hay gente para uno, hay gente para todos".

En el Gran Café de Cáceres, tampoco parece afectar la crisis. El encargado, Alfonso Pascual, afirma que a pesar de llevar abierta unos 25 años, en esta cafetería "la gente siempre es la misma, y siempre pide lo mismo". Para ellos, "el invierno siempre es flojo, pero en verano la cosa va bien, ya que es un bar típico para los cacereños". Así, los propietarios declaran que la crisis no está resultado tan dura.

Junto a Extremadura, las comunidades que superan la media nacional en cuanto a densidad de bares por habitante son Castilla La Mancha, que se sitúa por delante de la región con 620, y País Vasco, por detrás, con 534. En cifras absolutas, las que más establecimientos tienen son Cataluña con 15.939, Andalucía con 15.807 y Madrid con 15.248. Y las que menos, La Rioja con 742 (es la única de España con menos de 1.000), Cantabria con 1.039 y Navarra, con 1.310.

En este caso, Extremadura se sitúa en una posición intermedia, lo que no evita que la competencia sea muy dura, aunque eso sí, "leal". Algunos locales afirman que "no tanto notan la crisis, sino la gran competencia que hay en el sector". Javier Borrego, que abrió La Casona Alta en la Plaza Alta de Badajoz hace dos años, cuenta que "desde que abrió todo va bastante bien, y más que notar la crisis, noto que han descendido los clientes, pero porque hay muchos más bares abiertos en la zona".

Lo mismo le ocurre a Pilar Almeida, que ha visto cómo su clientela ha reducido en un 50%, y no sabe si "por la crisis o por la gran cantidad de bares que han abierto en la Plaza Alta". Pero todos coinciden en que la competencia es buena, ya que obliga a ofrecer un servicio de calidad a unos precios asequibles que benefician al bolsillo y al paladar de los consumidores.