En Cáceres no existe Lunes Santo sin lluvia. Lo saben todos los cofrades. Hay que pasar el día mirando al cielo o al nuevo sistema de información facilitado a las hermandades por la Agencia Estatal de Meteorología, rezar para que mejore y obrar en consecuencia. El año pasado, tanto la cofradía de la Salud como las Batallas decidieron arriesgar y salir. Esta vez no han tenido siquiera opción. Los aguaceros lo hicieron ayer imposible.

La joven hermandad de costaleros de la Salud tenía el paso listo desde hace dos días, pero a mediodía de ayer ya presagiaba que sería imposible. Cayó la noche y siguió la lluvia. La directiva inició entonces un acto muy emotivo dentro de Santo Domingo en torno al paso, que representa la sentencia ante Pilatos. No faltaron oraciones ni saetas.

Lo mismo ocurrió en Santa María. Llegadas las nueve, los cofrades sabían que la salida no podía plantearse. El Cristo de las Batallas, tallado en 1953, el Cristo del Refugio, un crucificado del siglo XVIII, y María Santísima de los Dolores, una dulce imagen del XVIII que este año llevaba varios detalles de luto en recuerdo de su madrina, fueron mecidos cariñosamente por los hermanos. También dentro llovieron saetas, recuerdos y emociones.