El Estudio Hábitos de Hidratación 2010, elaborado por el Observatorio de Hidratación y Salud (OHS), revela que el 67% de los extremeños beben menos de lo recomendado y 6 de cada 10 reconocen que en verano tiene dificultad para tomar más agua. No obstante, Extremadura es la región que mejor puntuación obtiene respeto a su hidratación a nivel nacional.

Frente al riesgo que supone el calor y la falta de líquidos, los expertos del OHS recuerdan la importancia de ingerir diversas bebidas como agua, zumos, refrescos, infusiones, lácteos, etc. De hecho, al preguntar por estas pautas saludables, el 92% reconoce que consumir distintas bebidas y con buen sabor, les facilita beber lo necesario.

Los que están sometidos a una actividad intensa, pasan muchas horas al aire libre o practican deporte, son otros de los grupos de población que junto con los mayores y niños tienen que beber con frecuencia para reponer las pérdidas hídricas. En el caso de los que practican deporte, se recomienda beber antes, durante y después de la actividad. Sin embargo, el estudio indica que el 47% sólo lo hace cuando tienen sed y 9 de cada 10 solo bebe agua.

Con el calor las pérdidas aumentan, especialmente a través del sudor, por lo que puede ser necesario beber más. No reponer los líquidos que se pierden puede provocar dolor de cabeza, mareos, vómitos, disminución del rendimiento tanto físico y mental, fatiga y aumento del ritmo cardíaco.

En estas fechas aumentan las consultas a los especialistas y los ingresos hospitalarios que asocian estados de deshidratación, especialmente entre los grupos de mayor riesgo. En Extremadura, alrededor del 21% de la población --más de 200.000 personas-- se encuentra en situación de riesgo de sufrir una deshidratación: ancianos, niños, embarazadas, deportistas, enfermos crónicos o personas que su trabajo se desarrolla al aire libre.

El estudio también demuestra creencias erróneas con datos como que casi un tercio cree malo beber más de tres litros diarios de líquido y, de hecho, un 67 % de los extremeños no lo hace. Así, aunque en la práctica, sigue siendo alto el porcentaje de los que beben menos de lo necesario, la mayoría conoce cuáles son sus funciones en el organismo y las consecuencias de la deshidratación.

Las conclusiones del estudio revelan la necesidad de una mayor concienciación, sobre todo entre los ancianos, a los que el mecanismo de termorregulación se les deteriora por la edad y disminuye la sensación de sed, además de que suelen presentar un sistema inmunológico más debilitado y más vulnerables a la deshidratación.