Hijo de emigrantes, nacido hace 39 años en San Sebastián, Benito Román regresó a su "Torreorgaz natal" con 9 años y a partir de ahí no ha dejado la región. Maestro de profesión y portero del C. P. Cacereño en sus años mozos, lleva algo más de un año al frente del sindicato CSIF en Extremadura. Sus palabras preferidas son "acuerdo" y "consenso". También reivindica pactos entre todos los agentes que no se queden en mera declaración de intenciones.

--¿Existe 'funcionariofobia' o es un mito?

--En los tiempos en los que estamos, los empleados públicos son cabezas de turco. Se están llevando a cabo medidas incomprensibles y se apunta con el dedo a personas que trabajan por el servicio a la ciudadanía y sin embargo su trabajo se pone muy poco en valor. En muchas ocasiones, aquellos que nos gobiernan utilizan a los empleados públicos para tapar sus malas gestiones al frente de las diferentes administraciones. Es momento de poner en valor la figura del funcionario para que sigamos manteniendo el estado del bienestar que actualmente tenemos.

--¿La mala imagen del funcionario es hoy en día simple envidia por el hecho de tener un empleo fijo?

--Efectivamente. Hay un dicho, "divide y vencerás". Nadie se acordaba de los empleados públicos hace ocho o diez años, cuando estábamos viviendo una época de vacas gordas. Pero en estos momentos de crisis, todos estos empleados que tienen 'asegurado' su puesto de trabajo son unos privilegiados. Y en absoluto; el privilegio lo tiene la sociedad de tener estos profesores, estos médicos, estos cuerpos y fuerzas de seguridad... Y de privilegios, nada, son servidores de esta sociedad.

--El sindicato que preside se ha reinventado a sí mismo y ha dado el salto a la empresa privada, logrando incluso una importante representación sindical. ¿Qué lo ha motivado?

--En los últimos años el sindicato ha crecido significativamente en el ámbito público, donde somos los más representativos a nivel regional y nacional, y también en el ámbito privado. Aquí lo que hay es un modelo de sindicato cimentado en la profesionalidad, en el servicio y en la independencia. Nuestro objetivo no es derrumbar a ningún grupo político ni a ningún gobierno, sino todo lo contrario. Queremos ayudar; arrimar el hombro y remar en la misma dirección. La directriz de nuestro sindicato es el trabajador y cuando damos el salto a la empresa privada, la gente ve una forma de hacer sindicalismo totalmente diferente. Nuestro sindicalismo no es de política, sino de servicio. Ni la administración ni el empresario son nuestros enemigos; tiene que haber un "ten con ten" e intentar empujar todos en una misma dirección para obtener los mejores resultados.

--¿Qué representación tiene ahora mismo CSIF?

--Hemos logrado superar el 10% de representatividad, sumado ámbito público y privado. Por ello, creemos que CSIF debería estar presente en todos y cada uno de los foros de diálogo social.

--En algunas de las últimas huelgas CSIF se ha descolgado de las protestas. ¿Es que los problemas no van con el funcionariado?

--Los problemas van con toda la sociedad. Nosotros nos hemos desmarcado en las últimas huelgas fundamentalmente porque somos un sindicato independiente y profesional; no vamos de la mano de ninguna ideología política. Nuestras señas de identidad son el diálogo y la negociación y las queremos agotar hasta las últimas consecuencias. Creemos que las cosas se pueden conseguir en las mesas de negociación sin llegar a la huelga, aunque CSIF sí ha estado presente en alguna huelga contra este gobierno porque considerábamos que era el momento. Pero cuando el tinte de la huelga sea tumbar al gobierno, a CSIF no lo van a encontrar.

--La gente está criticando últimamente a los sindicatos y la labor que realizan. ¿Se consideran unos incomprendidos?

--Cuando la gente tiene esa percepción de los sindicatos es que algo estaremos haciendo mal. De ahí que CSIF quiera desmarcarse de lo que se está haciendo en el mundo sindical y crear otro modelo de servicios, de independencia y de profesionalidad. Las perspectiva que tenemos cuando llegamos a un centro de trabajo es que los empleados no quieren que les impregnen políticamente; lo que desean es que le solucionen los problemas; no si tienen que votar a uno o a otro.

--Critican la reforma de la administración local porque habrá despido de empleados públicos. ¿No es injusto que ayuntamientos y diputaciones mantengan una estructura que económicamente ahora no pueden mantener los ciudadanos con sus impuestos?

--Es que aquí siempre queremos empezar la casa por el tejado. Lo primero que deberíamos de hacer es sentarnos administración, grupos políticos y sindicatos y ver qué modelo de administración queremos. Cuando se quiere equilibrar cuentas, lo fácil es tirar de la caja registradora, que son los empleados públicos. Quito celadores, quito auxiliares; pero no quito asesores; no quito duplicidades o triplicidades; o no quito altos sueldos de dirigentes de las administraciones. Es fácil irse a la demagogia. CSIF plantea que se haga un estudio y se negocie de manera pausada, y entre todos, qué es lo que sobra y lo que no. Lo que no se puede es negociar de forma unilateral como hasta ahora, porque está claro que de aquí o salimos todos o no vamos a salir ninguno.

--¿Confían en que el Constitucional les dé la razón y recuperen la paga extra de Navidad?

--No tengo la menor duda de que va a ser así. Por eso apelamos a la responsabilidad de quienes nos están gobernando para que negociemos o bien el devengo de los 44 días o la restitución de esa paga. Sabemos lo que ha supuesto que el Constitucional tumbe esta medida en otros países,

como Portugal o Eslovenia. Nosotros no nos queremos parecer a ellos. Aquí sí tiene que haber altura de miras por parte de quienes nos están gobernando y evitar la avalancha de recursos que están haciendo de forma conjunta todos los sindicatos para intentar que nos restituyan esa paga extraordinaria.

--¿Cree que la fusión de la cajas de ahorro extremeñas ha sido un mal negocio?

--Según los resultados vistos, sí. Extremadura necesita algo más. Hubiera necesitado una unión de las cajas extremeñas, que son las que conocen nuestra idiosincrasia, nuestra problemática; son nuestras señas de identidad. Se debería haber hecho algo más por mantener unidas las cajas de aquí, porque con lo que se ha hecho las entidades extremeñas van a salir muy perjudicadas.

--Caminamos hacia la privatización de muchos servicios judiciales. Al margen de los empleos que se puedan perder, ¿no cree que se perderán también derechos?

--Los estamos perdiendo ya. Y lo hacemos porque las medidas se adoptan de manera unilateral, algo que no debe hacerse por mucha mayoría absoluta que tengas. Deben contar con los sindicatos, que somos la voz de los trabajadores; los que diariamente vemos los problemas que existen. La Justicia es un pilar fundamental de la sociedad y debe seguir siendo independiente. Es un servicio al que debemos tener la posibilidad de acudir todos. Con las tasas que se están cobrando y con todas las medidas que están adoptando se está dando un pasito atrás más que considerable en cuanto a la pérdida de derechos, tanto de los trabajadores de la judicatura como de todos los ciudadanos.

--¿La tasa de reposición en algunos estamentos (educación, sanidad...) nos retrotrae a servicios de hace varias décadas?

--Por supuesto y va a ser muy difícil que podamos volver a unos niveles de servicios como los que teníamos hace cinco o seis años. El que no haya oferta de empleo público es un ERE encubierto, porque estamos perdiendo un número de puestos de trabajo más que significativo en sectores prioritarios y esenciales para la sociedad. Que se limite a un 10% en sanidad o educación nos retrotrae a muchos más años atrás. Y más aquí en Extremadura, donde nos está costando mucho remontar. Colocar esas tasas de reposición no va en la línea de la recuperación de la crisis que estamos padeciendo.

--Extremadura necesita de un pacto socioeconómico real para salir de la crisis y generar empleo. ¿Cuál sería la aportación de CSIF al mismo?

--Creemos que el pacto es necesario. Primero a nivel de Estado y después autonómico. Un pacto político, un pacto social, un pacto económico y también un pacto para modificar el tejido industrial de nuestra región, acuerdos donde todos hagamos las aportaciones oportunas para salir de la situación en la que nos encontramos. Pero ha de ser un pacto que cristalice en algo; que regule las políticas de empleo; al que no se le pongan piedrecitas en el camino. Un gran pacto para reformar las administraciones públicas, porque el modelo actual ha quedado obsoleto. Y que el acuerdo sea por consenso, para que no ocurra como con la ley de Educación, que cada gobierno que llega quiere dejar su impronta. Hay que contar con el respaldo de la oposición y aquí tuvimos un ejemplo claro con la Ley de Educación de Extremadura. Pero hay que lograrlo en todos los pilares de la sociedad: educación, sanidad, servicios sociales y justicia.

--¿Habría que aplicar la ley de transparencia también a los sindicatos?

--La ley nos parece positiva para obtener credibilidad tanto a nivel político como sindical. CSIF se va a someter sin ningún tipo de matices a esa futura ley de transparencia porque creemos que los ciudadanos deberían conocer el destino del dinero público que reciben todas las organizaciones.