Entre que el tren va con retraso, que con suerte no salga ardiendo, o que el horario de los autocares no se amolde a las necesidades de los viajeros. Además de que pese a lo antiguas que sean las infraestructuras los precios no son bajos, la búsqueda de una alternativa para viajar en Extremadura ha parecido ser, en los últimos años, una necesidad.

De esa necesidad surgen las plataformas online para compartir coche. Bien sean aplicaciones de móviles o páginas webs que permiten reservar un viaje si eres un pasajero o, por el contrario, ofertar plazas de un vehículo como conductor recibiendo a cambio una compensación económica. Todo ello con el fin de reducir gastos, contribuir con el medio ambiente y ganar tiempo, además de, por supuesto, conocer a gente nueva y hacer contactos.

A día de hoy, la aplicación pionera en compartir vehículo es Blablacar, que en Extremadura supera ya los 200.000 usuarios. Y es que, ya casi optan más por utilizar este tipo de transporte que por el tradicional. Lo que es una realidad es que en un viaje compartiendo coche, que los extremeños recorren una media de 215 kilómetros por trayecto, las conversaciones dan para mucho. Además, se trate de un viaje largo o corto, en Blablacar siempre se conoce a gente e incluso se llega hasta a hacer amigos. Tanto que recientemente, la empresa digital de transporte ha realizado un estudio sobre cuáles son los temas de conversación más comunes entre los extremeños que eligen esta opción. ¿A dónde vas?, ¿de dónde vienes?, ¿en qué localidad vives?, ¿a qué te dedicas?, etcétera, son preguntas que se repiten a menudo.

A la cabeza, según declaran un 83% de viajeros, entre los temas más hablados por los ocupantes del coche, se encuentran las conversaciones sobre el empleo, que quizá se deba a que es lo que más preocupa actualmente en la sociedad. Después, los que tienen que ver con el turismo, que en cifras supone la opción de un 74%, sobre todo acerca del lugar de origen o destino de los ocupantes del vehículo. A continuación, aunque con porcentajes muy diferentes, están la música, con un 45%; seguido por las relaciones personales, 40%; después el humor o la gastronomía, con 37% y 32%, respectivamente. No obstante, a la cola, entre 74% los temas que parecen suscitar menos interés, están la política, que la eligen un 25% de viajeros; la tecnología, un 19% y la economía, tan solo un 16%.

Por otro lado, si las conversaciones han hecho cambiar de opinión a los viajeros también ha sido analizado en este estudio de Blablacar. En este caso, indican que más de la mitad de los extremeños, un 51%, aseguran haberlo hecho. Igualmente, un 47% de los usuarios extremeños han aceptado otros puntos de vista respecto a situaciones laborales, así como un 26% en temas musicales o un 22% en política. «Conoces a mucha gente de diferentes sitios y te hacen ver la vida desde otros puntos de vista», afirma un usuario asiduo a la plataforma.

Sin embargo, los extremeños demuestran tener una opinión muy interiorizada en cuanto a fútbol, puesto que tan solo un 4% de los encuestados admite haber cambiado sus criterios cuando se trataba de este deporte.

El azar le cambió la vida

Las cirscunstancias de la vida pueden cambiar de la noche a la mañana, incluso en un viaje en Blablacar. Algunos han encontrado el amor, otros han hecho amistades importantes y uno ha encontrado trabajo.

La historia empieza con José Ramón Estévez, un cacereño conductor de esta plataforma. En enero de 2018, a Estévez le asignaron un puesto en su empresa que le obligaba trasladarse a Badajoz a diario, puesto que él reside Cáceres. Fue entonces cuando decidió instalarse la aplicación de Blablacar y darse de alta como usuario, en su caso iba a ser conductor. Entre las dos capitales de provincia viajan un gran número de personas a diario, algunas de ellas, acudían a José Ramón Estévez para conseguir transporte. Algo que enseguida al cacereño le empezó a agradar. «En los trayectos conoces a gente nueva y con muchos de ellos, si viajan más a menudo como pasajeros en mi coche, compartes experiencias personales como vivencias familiares o laborales. A mi parecer es lo más positivo que me llevo de compartir vehículo», relata. Y es que, José Ramón lo considera como, sin duda, «el invento del siglo».

Lo que no sabía este conductor era que apenas llevando unas semanas viajando a Badajoz, iba a ser partícipe de la felicidad, y hasta de la vida, de uno de los pasajeros. «De una conversación bastante común, con muy buena sintonía y en un viaje muy agradable, nació», cuenta. Lo que surgió fue una propuesta por parte de José Ramón a un joven que viajaba a Badajoz, un opositor que se encontraba en las listas del paro y que estaba buscando un enpleo a media jornada, para así poder compaginarlo con sus estudios.

Por aquél entonces, José Ramón Estévez se dedicaba en su empresa, que es una entidad grande, a realizar procesos de selección en diferentes departamentos. Precisamente, en ese instante, el cacereño sabía que en su trabajo estaban buscando a un empleado con esas condiciones: media jornada. «Entonces le dije, ¿por qué no me entregas tu currículum?», señala. Y el joven así lo hizo.

Después de pasar varias pruebas, enmarcadas en un largo proceso y en el que trabajan muchas más personas ajenas a José Ramón, el viajero de Blablacar los superó todos. Finalmente, se amoldaba al perfil y recogía las características que necesitaba la empresa. «En abril le contrataron», explica el cacereño.

Además, el joven no solo se conformó con el puesto que ocupaba al principio, si no que según cuenta José Ramón, poco a poco se fue formando dentro de la entidad y ahora tiene un contrato indefinido. Lo que para el cacereño significa «todo un orgullo». «Lo que sea por ayudar a los demás», añade.

En otra ocasión, casi consigue exactamente lo mismo. «Una chica me entregó el currículum, aunque le ofrecieron un empleo con buenas condiciones en el proceso de selección», declara.

No obstante, José Ramón Estévez ya no tiene que viajar a Badajoz, trabaja en su ciudad, Cáceres. Aunque, lo que más le apena es haber dejado de conocer a gente, en esos viajes, «en blabla».