Nos casamos”. Detrás de ese anuncio ha estado tradicionalmente la imagen de una pareja caminando hacia el altar. Y la imagen persiste aunque en la actualidad dista bastante de ser esa la imagen real o al menos no lo es en la mayoría de los casos. La boda tradicional, por la iglesia, ha ido perdiendo terreno en la última década y ahora son los enlaces civiles los que más interés suscitan ente las parejas.

En el año 2015 solo se celebraron por la iglesia un tercio de los matrimonios que se registraron diez años antes y la tendencia en el primer semestre del 2016 fue también a la baja. En el otro extremo, los enlaces civiles y las uniones de hecho no han cesado de crecer aunque estas últimas representan aún una minoría. Al contrario que hace tan solo cuatro años, ahora la boda típica no incluye pisar el altar sino más bien el registro, el juzgado o las dependencias municipales; y de forma aún muy minoritaria, el Registro de Parejas de Hecho de Extremadura. La boda civil es ahora la boda por excelencia.

El año 2013 marcó el cambio de tendencia que se está asentando ahora. Ese fue el primer año en el que los enlaces civiles superaron a los que se celebraba en la iglesia y esa es la norma que se ha impuesto desde entonces y que parece que se mantendrá para el cierre de 2016. Los datos del 2015 otorgan una amplia ventaja a los matrimonios civiles: 1.862 frente a los 1.556 que se celebraron por la iglesia en la región. Los datos provisionales del primer semestre de 2016, los últimos disponibles, también otorgan una amplia ventaja a los enlaces civiles y casi dos de cada tres parejas optaron por esta fórmula para sellar su vida en común. En cifras, de las 1.365 bodas que se celebraron entre enero y junio, 853 parejas optaron por una boda civil mientras que 508 celebraron un enlace por la iglesia. Además hubo cuatro uniones por otro rito religioso.

Las uniones de hecho son aún muy minoritarias pero también han ido al alza en los últimos años. En el año 2010 se formalizaron un total de 254 inscripciones y a finales del año pasado (los últimos datos corresponden al 30 de noviembre del 2016) se habían inscrito un total de 375 parejas en la región, aunque había 417 que habían iniciado los trámites, por lo que la cifra podría aumentar aún. Además, muchas parejas no se inscriben aunque la validez legal es la misma porque el registro es administrativo.

una de cada 10/ La tendencia en cuanto a las parejas de hecho es de crecimiento, aunque se ha producido un leve descenso en los dos últimos años respecto a los máximos que se registraron en los años 2013 y 2014, con 426 y 431 nuevas parejas en el Registro de Parejas de Hecho de Extremadura. En el año 2015 hubo 381 parejas que se inscribieron como pareja de hecho en Extremadura lo que, si se compara con el número de enlaces (ese año se registraron en total 3.439, entre bodas civiles y religiosas) da una idea de que aunque a pesar del alza, aún se trata de una opción minoritaria por la que solo optan una de cada diez parejas que deciden formalizar su vida en común.

Existen diferencias sustanciales entre el matrimonio y la pareja de hecho, principalmente en cuando a derechos de los integrantes de la pareja, también en el caso de que la pareja se rompa. “Aunque la ley regula la situación de estas parejas, lo cierto es que no tienen muchos derechos”, resume Siro Sánchez Escobero, abogado matrimonialista. De hecho, la ley de parejas de hecho de Extremadura, del 2003, lo que establece es, como en la mayoría de las que existen en el resto de comunidades autónomas, cuestiones generales que recogen leyes superiores. La recomendación del experto es que “en el caso de que haya hijos, lo mejor es casarse, porque como parejas de hecho van a tener menos derechos y los mismos problemas”, dice. Y esto especialmente en el caso de que la pareja se rompa.