Al brócoli le gusta el campo extremeño. La superficie cultivada en la comunidad supera ya las 5.000 hectáreas y las expectativas siguen al alza. Pensando en ello, el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnologías de Extremadura (Cicytex) inició hace unos años un proyecto para conocer cómo se adapta no solo este cultivo, sino toda su familia (las brassicas) a los campos extremeños. Los investigadores crearon ensayos de 25 variedades de brócoli, 20 de coliflor y 15 de col (rizada, lisa, picuda y lombarda) con el objetivo de «conocer la aclimatación, los ciclos de cultivo, producciones y características de las nuevas variedades en las condiciones agroclimáticas de Extremadura», explican. Y los resultados de estos ensayos los mostraron ayer sobre el terreno (en la Finca La Orden) al sector agrícola, cooperativas, empresas de congelado y deshidratatos. El encuentro comenzó con la presentación de la directora de Cicytex, Carmen González Ramos, y del responsable de los ensayos, José Ángel González García, quienes presentaron los resultados de la última campaña antes de comenzar la visita a los cultivos.

Una hortaliza saludable

El estudio de los cultivos de brassicas está incluido en las tareas del proyecto Agros de Cicytex: ‘Sostenibilidad de las producciones hortícolas en los regadíos de Extremadura’. Las brassicas (brócoli, col, coliflor....) presentan una amplia diversidad y la que más se ha desarrollado es el brócoli, cultivo consolidado en nuestra región. Éste ha crecido en los últimos diez años en Extremadura de manera importante, pasando de unas 1.500 hectáreas a una superficie aproximada de 5.000 hectáreas, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura. Este incremento de la superficie cultivada se debe a diversas causas. «Es una hortaliza considerada superalimento, con características muy saludables, por lo que su demanda está aumentando», valora el Cicytex.

En Extremadura, el brócoli y otras brassicas son cultivos de otoño para su transformaciónindustrial en congelados y deshidratados, aunque en los últimos años se ha in­crementado notablemente la superficie de su cultivo en pri­mavera, fundamental­men­te, en las Ve­gas Altas del Guadiana.