Lo llaman solamente tristeza, pero se asemeja más bien a una depresión fatal. Las hojas se marchitan, el tallo se seca y las raíces padecen una suerte de necrosis que termina siendo mortal para la planta. El resultado es que cada año decenas de explotaciones de las comarcas de La Vera y el Alagón pierden parte de su producción por culpa de esta enfermedad originada por un hongo de nombre Phylophthosa.

En el 2006 investigadores del Centro Agrario La Orden, dependiente de la Junta, empezaron a realizar las primeras prospecciones para conocer el grado de afección de este cultivo en la región. El resultado fue que hasta el 22% de las zonas inspeccionadas se veían afectadas por la plaga, que origina graves pérdidas para los agricultores y que impide recuperar la producción durante años, ya que el hongo pervive en el suelo.

Los trabajos de este equipo de científicos, dirigidos por Carmen Rodríguez Molina, han permitido identificar diferentes claves sobre los mecanismos de reproducción y expansión del agente causante de la enfermedad. Por ejemplo, saben que en las zonas productivas de Extremadura el daño lo origina un único tipo de este hongo --mientras en otras partes del país es por la interactuación de varias clases diferentes--; que es típico del suelo, aunque el mejor medio de transmisión es el agua, especialmente cuando se acumula; y que ataca principalmente a la raíz, desde donde los síntomas se trasladan al resto de la planta.

En el tabaco y el tomate

Además, han comprobado que no solo ataca al pimiento. También actúa, aunque con menor incidencia, en el tabaco y el tomate, dos cultivos que entran en la rotación agraria tanto en la zona del Alagón como en La Vera. Y saben que las condiciones de humedad y temperatura también son determinantes para el desarrollo del hongo.

Por eso, aunque todavía no han encontrado un método totalmente eficaz para erradicarlo, disponen de suficiente información como para recomendar medidas que permiten controlar su incidencia. El principal método, según explica Carmen Rodríguez, es cambiar el sistema de riego, optando por la aspersión en lugar del riego a pie, mediante surcos. "Donde mejor se reproduce y comporta este hongo es en las aguas estancadas. Pero es que además, cuando el agricultor ve que las plantas comienzan a estropearse, piensa que se están marchitando por falta de agua, por lo que habitualmente incrementa el riego aumentando así el problema", puntualiza. Después, como medida de choque, se pueden aplicar funguicidas, aunque los resultados no son muy esperanzadores.

Sí han observado efectos más positivos mediante la biofumigación, que "en algunas zonas está funcionando". Se trata por ejemplo de introducir en la superficie dedicada a pimiento, durante los meses de invierno, el cultivo de brasicáceas, es decir, hortalizas como el brócoli, el repollo o la coliflor, cuyas raíces producen una sustancia que actúa como "fumigante natural" contra el hongo Phylophthosa. Es la mejor solución que de momento han encontrado en La Orden, donde insisten en que el sistema de riego es clave y donde siguen trabajando para poder encontrar algún día un remedio totalmente eficaz contra la depresión mortal del pimiento.