Aún sin pasear orejas, Ginés Marín dejó al descubierto en un ruedo histórico como es la Real Maestranza sevillana un concepto del toreo en el que la verdad y la calidad son dos aditivos que le van a permitir ser alguien en ese mundo proceloso, pero a la vez hermoso, que es el del toreo. Toreó con donosura con el capote y manejó la muleta con limpieza y un sentido acusado del temple y la ligazón. El triunfo correspondió a Alvaro Lorenzo, que paseó una oreja y también es torero muy a tener en cuenta.

Un taquito era el primer novillo de Ginés Marín. De reunidas hechuras, lo tomó a la verónica y se meció con regusto con él. Cadencia al correr los brazos, fue ganando terreno en los que resultaron ser lances exquisitos, con el remate de la media belmontina. Quite por tafalleras rematadas con una larga muy personal, soltando el capote casi en el embroque.

Inicio de faena de rodillas, citando desde los medios para torear en redondo con la derecha, galope del novillo, y una primera serie muy lograda, con un gran pase de pecho al pitón contrario, ya incorporado. Segunda tanda muy buena, de cuatro y el de pecho, corriendo la mano con limpieza, llevando al novillo hasta el final. Una tercera superior, cuando Gines toreaba sin toques, y por tanto, sin violencias, sólo a base de colocación y aguante, y con un supremo sentido del temple. Sonaba el pasodoble Puerta Grande.

En esa que se echó el oliventino la muleta a la zurda para tirar del novillo, que se iba viniendo a menos. También con buena colocación desgranó una tanda tirando del astado, ahora sí, con toques pero casi imperceptibles, antes de acortar distancias, para acabar con bernardinas y cobrar una estocada un punto desprendida.

Faena la de Ginés Marín de dulce recuerdo, sin que decayera, con detalles de torería excelsa, sólo empañada por el sitio en el que cayó la espada. Vuelta al ruedo.

Un toro por su cuajo era el segundo del lote de Ginés, que tomó el capote con desgana, sin emplearse, echando las manos por delante y queriéndose ir. Apuntaba genio, evidentemente en manso, pues rápido se fue a la puerta de chiqueros. Lo confirmó en el caballo y estaba el torero ante un novillo complicado, que iba a plantear una pelea a la defensiva. Además salía del capote de Javier Ambel con la cara alta. Muy valeroso Fini en banderillas.

Había que consentirlo y Ginés Marín lo hizo cuando planteó la faena junto a toriles. Firme el torero y descompuesto el novillo, que tiraba gañafones y salía huido, recorriendo el ruedo. Marín hizo un gran esfuerzo, que el público supo reconocer en la que fue una faena de mucho exponer y poco lucimiento. Al final lo cazó de una estocada cobrada casi en los medios. Saludos.

Precioso el novillo que abrió plaza, un toro si no fuera por la edad. Se quedaba cortó en el capote de Alvaro Lorenzo y echaba las manos por delante. Pareció que se dañó la mano derecha. Dos puyazos, el primero echando la cara arriba y el segundo apretando sólo con el pitón izquierdo. Revolcón de Candela, sin consecuencias. Mansito en banderillas, se dolía.

Inicio de faena por arriba, acorde a las condiciones de un animal, ya por entonces, de poquito fuelle. En redondo con la diestra, toques fuertes. Una segunda tanda muy lograda, corriendo bien la mano. Calidad del de El Parralejo, pero poca transmisión. Una tercera también de buen nivel, cuando se arrancó la música con el España Cañí. Al natural, ya con el novillo muy a menos. Faena medida del novillero, con buenos pasajes ante un burel justo de fuerzas, finalizada con bernardinas. Estocada en el hoyo de las agujas y oreja. Buena dimensión del torero toledano.

Muy terciado era el segundo del lote de Alvaro Lorenzo, ensillado y astiblanco. Metía muy bien la cara y correspondió el torero con un recibo de verónicas de mano baja y expresiva belleza, ganando terreno hacia los medios. Quite de Ginés Marín por chicuelinas de muy buen concepto, pues llevaba al novillo embebido y toreado después del embroque.

Inicio de faena de rodilla genuflexa llevando al novillo hacia delante, para seguir en redondo con dos pases de mano baja y buen remate. Enganchón, pausa para cambiar de muleta, antes de lograr tres muletazos excelsos en una tanda al natural, pues el izquierdo era el pitón bueno, la que repitió tirando de un novillo de justo celo pero mucha clase. Lució el clásico concepto de un torero ya muy maduro y que debe de funcionar en el escalafón superior. Pinchazo y media estocada. Saludos.

Un tacazo de bonito era el primero de Paco Aguado. Cortito de manos, tomó con alegría el capote del sevillano, que lo manejó con soltura y ajuste.

Pocas fuerzas mostraba el novillo en banderillas, que dio cuenta de su acusadísima querencia a los tableros. En ese terreno planteó Pablo Aguado su faena, con una primera tanda en redondo de erguida figura. Pero le costaba desplazarse y repetir. Toques fuertes en una faena en la que el torero puso todo de su parte, sin que terminara por calar en los tendidos ante la cobardía del astado. Mal con los aceros, fue silenciado.

Parecía que a chiqueros se iba a ir Pablo Aguado a recibir el sexto, pero se arrodillo en los mismos medios. Aquello iba a ser muy arriesgado pero lo solventó con cinco faroles y una larga muy lograda.

Era aquel un bonito novillo, que esperó en banderillas pero con buen tranco cuando se desplazaba. Inicio de faena por alto de Pablo Aguado para seguir en redondo con la diestra. El novillo tardeaba e iba y venía sin clase. Trasteo por ambos pitones premioso al final en la que el torero puso de su parte ante un animal poco propicio al lucimiento. Saludos a la voluntad del novillero.

De noche cerrada concluyó una tarde de la que se esperaba más, pero el encierro de El Parralejo no permitió triunfos mayores.