En mi último comentario sobre los desayunos hice mención del desayuno- buffet, que la mayoría de los hoteles suelen ofrecernos hoy día. Sin embargo, el llamado buffet o comida "self service" tradicionalmente se ha entendido como una modalidad entre una comida y un cóctel. Tal significado ya no nos sirve, pues hoy día existen desayunos-buffet, almuerzos-buffet y cenas-buffet, por lo tanto debemos entenderlo como una manera cómoda de servirse uno mismo y comer sentado, lo que se diferencia del llamado cóctel, que se desarrolla de pie.

Si hace unos años era una modalidad poco conocida y solo en los grandes hoteles se podía comprobar, hoy se puede decir que se ha socializado, especialmente con la llegada de los restaurantes asiáticos, concretamente chinos. Ahora no se considera ciudad si no se tiene un buffet-chino, que en realidad es una manera de adaptar precios y glotonería para todo bolsillo, especialmente de la juventud o de las familias donde la chiquillería disfruta pasándose por la isleta de los alimentos como si de un gran bazar alimentario se tratara. Se puede decir que estamos ante una adaptación del "todo a cien gastronómico".

Confieso que he entrado con la familia a estos "comederos", como me decía mi abuela cuando me ponía ante un plato que no me gustaba: "Niño, hay que probar de todo, sino como te vas a hacer un hombre". Pues en eso estoy.

EN MIS VISITAS a estos establecimientos he observado prácticas tanto por parte de los establecimientos como por los comensales. Cuando uno entra a un buffet chino espera encontrarse con especialidades chinas. La verdad, que las hay, pero no todo. Se puede decir que se han adaptado a las costumbres alimentarias de nosotros. Así, encontramos un jamón del que podemos servirnos unas lonchas o una gran paella de mariscos de la que podemos tomar alguna que otra ración. Por otro lado, es habitual encontrarnos con croquetas y otras especialidades de nuestra cocina, como lechón asado. Lo curioso del caso es que podemos ver a más de un comensal servirse un plato sobre colmado de paella o de jamón, cuando uno espera que ha ido para comer especialidades chinas, todo lo más alejado de la realidad.

Pero lo que más llama la atención son como nuestros compatriotas comensales se sirven platos imposibles de comer por la cantidad y por la diversidad de alimentos que aparecen amontonados unos sobre otros y que llevan a la mesa como si fuese un triunfo de caza. No importa que se coma o no, lo importante es que "como se ha pagado puedo tomar lo que quiera", independientemente que pueda satisfacer mi hambruna o no. Uno cuando hecha una mirada sobre el comedor se da cuenta de que está rodeado de hambrientos, por la cantidad de alimentos que ve en los platos. Como consecuencia en muchos buffet existen unos carteles, que avisan al comensal, que sólo se sirva lo que se vaya a comer, pero no saben que el ojo come más que el estómago.

Posiblemente habría que hacer una labor de educación "buffet" para que no se atiborren los platos. Uno se puede levantar tantas veces como desee y debe de tomar pequeñas raciones. Todo lo contrario a lo que la mayoría de las veces sucede. Buffet no significa "al ataque", sino la pausada manera de degustar los alimentos según se vaya apeteciendo. Y si se va a un restaurante chino, tailandés, japonés o de otro país es porque desea comer especialidades de ese país y no llenar y llenar platos de gambas o langostinos, jamón o paella, como si se fuera a acabar el mundo mañana.