Que el entorno natural siga siendo así, natural. Este es el principal objetivo por el que varios investigadores del grupo Innova de la Universidad de Extremadura llevan años trabajando con el fin de establecer unos criterios comunes en el conjunto de la región y del país para seguir explotando el paisaje rural como un recurso de importante valor, donde no cualquier infraestructura vale.

Bajo esta línea, que cuenta con diversas tesis doctorales en la universidad, el grupo liderado por los profesores e investigadores Lorenzo García Moruno y Julio Hernández Blanco acaba de sumar los resultados de otro estudio a anteriores trabajos que ya se han visto reflejados en la Guía para la Integración de las Construcciones en el Espacio Rural , un manual publicado por Agrícola y subvencionado por el Ministerio de Medio Ambiente y el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de la zona centro y Canarias, que pretende servir de guía a los legisladores para unificar los criterios a la hora de construir en estos espacios.

Y es que, estos investigadores se han topado con situaciones muy "curiosas" durante su estudio, que acrecientan la necesidad establecer una normativa común. "No es posible que en un pueblo la normativa municipal recomiende construir con un determinado material y que en el pueblo de al lado ese mismo material esté prohibido. Es un problema que está ocurriendo en todo el país, porque existen criterios dispares", señala Lorenzo García después de analizar con su grupo entornos rurales de Madrid, León, Huelva y Extremadura y analizar encuestas públicas sobre la valoración de los criterios especificados por el equipo.

Se trata, por tanto, de que un edificio construido en un entorno natural "aporte un valor añadido a éste y no se lo reste" con materiales, líneas, formas y colores discordantes. Un aspecto fundamental para conseguir eso que denominan "continuidad visual", explica García, es el color, "debe ser cálido y tener como base el color de la tierra sin vegetación". "La cubierta también es primordial, que tenga el mismo matiz que el resto pero huyendo de elementos brillantes y saturados. Además, hay que dulcificar las líneas y utilizar la vegetación arbustiva para que desde cualquier vía por la que se contemple el paisaje se obtenga la sensación de que se trata de una construcción filtrada".

En una región como Extremadura, que ofrece tantas posibilidades de cara al turismo rural, no puede pasar desapercibido estudios de este tipo. No lo ha hecho en algunas comunidades como Cataluña, donde se está teniendo en cuenta el valor de un paisaje armónico como motor económico y han creado un observatorio para gestionarlo. Por ahí incidirá ahora este grupo de investigadores que pretenden vincular estos resultados que llevan años estudiando a informes económicos que demuestren que diseñar de forma armónica con el paisaje "no tiene porqué resultar más caro y si así es en ocasiones, este encarecimiento compensa el enriquecimiento del entorno".

En el último estudio del grupo Innova, denominado Análisis de líneas y formas de las construcciones en el paisaje rural , que completa otros anteriores sobre el color, los materiales,... han participado también los investigadores María Jesús Montero y Sergio López y ha sido publicado, junta al resto, en la prestigiosa revista internacional Landscape and Urban Planning de Elsevier .