La Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) busca sitio para construir un Almacén Temporal Centralizado (ATC), o lo que es lo mismo, un único emplazamiento en toda España donde agrupar todo el combustible gastado de alta actividad que ahora está disperso en las piscinas de las siete centrales nucleares españolas: Almaraz I y II, José Cabrera y Trillo (Guadalajara), Garoña (Burgos), Ascó I, II y Valdellós II (Tarragona y Cofrentes (Valencia).

El ACT es una opción que se ha barajado siempre pero hay una serie de hechos que en los últimos meses hacen pensar que el Gobierno ahora va en serio en la búsqueda de un depósito de residuos en superficie. Así lo hacen pensar la petición que hizo en esta línea el Congreso de los Diputados en el 2004, los pronunciamientos del presidente de Enresa en los últimos días y la cada vez más limitada capacidad de las centrales de almacenar sus residuos de alta actividad, que son las barras de uranio gastadas tras el ciclo nuclear.

"Nada decidido"

Según ha declarado en una entrevista el presidente de Enresa, José Alejandro Pina, los municipios españoles en el radio más próximo a centrales nucleares se han manifestado a favor de un ATC en alguno de sus términos municipales. Sin embargo, esta versión contradice las manifestaciones de la alcaldesa de Almaraz, Sabina Hernández, quien insiste en que no hay nada definitivo. "Tenemos reuniones periódicas de municipios cabecera. Se trata este tema, pero no hay nada concreto ni decidido".

Hernández no se pronuncia sobre si llegado el momento en que Enresa ofrezca a los municipios albergar el depósito, el Ayuntamiento de Almaraz se postularía como candidato o no. "No hay nada. Nadie ha dado un paso al frente". Hernández recalca que es Enresa quien tiene que mover ficha.

La Central Nuclear de Almaraz (CNA) elude pronunciarse oficialmente aunque fuentes de la planta explican que la decisión final de si se hace un ATC y dónde es de índole política. Añaden que un depósito centralizado no ofrece problemas técnicos actualmente y supondría un ahorro de costes de gestión y seguridad. Aun así, es cierto que todo lo nuclear levanta recelos en un sector de la población.

La piscina de Trillo se saturó y ello obligó a construir un almacén independiente dentro de la propia central. De media, y según datos del 2003, los depósitos de las centrales están al 60% de ocupación pero se terminarán de llenar en pocos años y Enresa estima que es necesario un almacén en el 2011.

Enresa quiere que la decisión del emplazamiento sea democrática y no impuesta. El ATC supondría una inversión de 400 millones de euros y un canon para el municipio elegido de 12 millones de euros anuales. Además, se crearían unos 350 empleos directos e indirectos. La elección del lugar podría demorarse hasta dos años y otros tres o cuatro para construirlo.