¿Qué pueblo no querría una industria capaz de proporcionarle 12 millones de euros al año y dar trabajo directo a 150 personas? Pues si la industria de la que estamos hablando es un almacén de residuos nucleares, muchos. Y en España se está buscando donde construir uno. A la lista de localidades que se barajan para su ubicación se sumó ayer una cacereña: Mesas de Ibor. Al menos si hacemos caso a los grupos ecologistas Greenpeace y Adenex y a la Plataforma Vecinal contra la Central Nuclear de Almaraz, que aseguran que su ayuntamiento mantiene negociaciones con la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) para poner en marcha este cementerio radiactivo en su término municipal

En realidad, el nombre técnico que reciben estas instalaciones es el de almacén temporal centralizado (ATC). Según los plazos que se ha marcado el Gobierno, el emplazamiento deberá conocerse ya en el 2007 y tres años después estará listo. A partir de entonces, y durante las siguientes seis décadas, recogerá los residuos de media y alta actividad (combustible gastado y otros desechos peligrosos) que generen todas las plantas nucleares que operan en territorio español.

El responsable de Energía de Greenpeace, Carlos Bravo, aseguró ayer a EL PERIODICO tener constancia de negociaciones entre Enresa y el Ayuntamiento de Mesas de Ibor a través de diversas fuentes, procedentes tanto de "gente del sector nuclear" como de municipios de la zona, en la que dijo "todo el mundo lo sabe ya". En este sentido, afirmó que otros seis pueblos cercanos ya han dado su visto bueno: Serrejón, Higuera, Belvís de Monroy, Casas de Miravete, Millares y Casatejada.

Por su parte, el alcalde de Mesas de Ibor, Alfredo Romero, negó que este municipio se haya ofrecido para acoger el cementerio ni que haya formulado petición ni escrita ni verbal a Enresa o al Estado con el fin de albergarlo, informa EFE. Sin embargo, Romero reconoció que, a nivel personal, "no vería con malos ojos" la construcción de estas instalaciones en Mesas de Ibor ya que se trataría de "una inversión muy seria que crearía muchos puestos de trabajo en un lugar cuya población está envejecida y que no cuenta con recursos".

En esta misma línea, fuentes de Enresa aseguraron a este diario que no se negocia "ni con Mesas de Ibor, ni con ninguna otra localidad" y que antes de entablar conversación alguna hay que esperar a las conclusiones de una comisión interministerial creada hace apenas unas semanas para determinar cuáles son los requisitos que tiene que cumplir el municipio que acabe acogiendo estas instalaciones y analizar los posibles emplazamientos.

"Eso es una tapadera para dar imagen de transparencia. Solo negociarán con aquellos que hayan hablado antes con Enresa", dice Carlos Bravo, para quien lo peor de todo es que "se está negociando a espaldas de los ciudadanos". Bravo adelantó que van a elaborar una moción para que sea presentada este mismo mes en un pleno municipal de Mesas de Ibor. En ella se recogerá una negativa tajante a que se instale un centro de esta clase en el pueblo. En abril pasado ya hicieron algo similar en Vandellós (Tarragona): la moción fue aprobada y, de esta forma, el pueblo quedó descartado como futura sede del almacén. "Será la prueba de fuego para despejar cualquier duda" .